Después de una sobredosis de opioides, esto «te trae de vuelta de entre los muertos», asegura Johnny Bailey frente a una atenta audiencia en Washington.
Este trabajador social capacita sobre el uso de Narcan, un medicamento que revierte las sobredosis causadas por opioides como el fentanilo, un narcótico 50 veces más potente que la heroína.

Este spray nasal, autorizado en Estados Unidos desde 2015, se ha convertido en el arma imprescindible contra la crisis de sobredosis que sacude al país.
El objetivo ahora es ponerlo al alcance de todos, para poder administrarlo en cualquier momento, al igual que hay extintores contra incendios y desfibriladores contra los paros cardíacos.
A principios de marzo, una decena de personas escuchan asiduamente la presentación de Bailey en la sede de HIPS, una asociación sin fines de lucro que brinda servicios de «reducción de daños» a trabajadores sexuales y consumidores de drogas.

Lo primero es determinar si efectivamente se trata de una sobredosis.
«Hay que preocuparse por los labios o las uñas grises, moradas o azules, la dificultad para respirar», dice Bailey, un drogadicto recuperado de 47 años. «Pero, sobre todo, si alguien no se despierta».
El siguiente paso es llamar a los servicios de emergencia y administrar Narcan inmediatamente en una de las fosas nasales de la víctima. Si no recupera el conocimiento después de dos o tres minutos, se le puede dar una segunda dosis. Y se debe colocar a la persona de costado para que no se atragante con su vómito al despertar.
Narcan funciona rápidamente al enviar moléculas llamadas naloxona al cerebro, donde desplazan a las moléculas opioides de los sitios receptores para revertir una sobredosis.