«El número de personas sin hogar que permanecen afuera de los refugios probablemente también está aumentando», dijo el reporte. «Algunos de ellos viven en campamentos, que han proliferado en parques y otros espacios públicos en grandes ciudades, desde Washington, D.C. hasta Seattle, desde que comenzó la pandemia».
Y la inflación complica el problema: el costo de las rentas se ha incrementado a su ritmo más acelerado desde 1986, lo que deja a casas y apartamentos fuera del alcance de más estadounidenses, de acuerdo con el periódico.
«La crisis significa que más personas no saben dónde pasarán la noche. Al vivir en las calles, las personas están expuestas a más delitos, violencia y al mal clima, incluyendo calor extremo», dijo el reporte.
Los orígenes de la actual crisis de personas sin hogar se remonta a décadas de políticas que impiden a Estados Unidos construir suficientes viviendas, y siete millones de inquilinos de ingresos muy bajos actualmente no pueden costearse un lugar dónde vivir, añadió.