Este año, al menos en 11 estados mexicanos estará vigente la coalición Va por México, que une a los tradicionalmente adversarios políticos PRI y PAN junto con el PRD para enfrentar al Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), del actual presidente Manuel López Obrador, conocido dentro de su país y fuera de las fronteras como AMLO.
AMLO es un político con una amplia trayectoria, que inició en el PRI, un partido que desde su nombre buscaba «institucionalizar la revolución», es decir, desde la izquierda, pero lo que terminó haciendo fue ejecutar lo que comúnmente se conoce como «la dictadura perfecta»: un sistema político con múltiples partidos pero que al final terminaban eligiendo a los priistas. Por décadas funcionó así. Por eso surgió el Partido de la Revolución Democrática (PRD), donde militó López Obrador y otros políticos de izquierda que vieron cómo el partido de las mayorías terminó enriqueciendo a una cúpula, gracias al apoyo de otros privilegiados que convirtieron a los sindicatos en una expresión más de poder.
El PAN surgió como una opción de derecha contra el PRI y fue el primero en destronar la revolución institucionalizada de su régimen de más de 70 años. El PRD era una expresión de izquierda que solo hizo apariciones en las legislaturas y postuló varias veces a AMLO a la presidencia, sin llegar a concretar.
El PRD sufrió también el desgaste político y López Obrador se retiró y fundó MORENA, que fue un fenómeno político en México y logró la mayor cantidad de votos que un partido político recibió en toda la historia democrática del país.
Tal arrastre popular puso en aprietos a los partidos tradicionales y ha llegado al extremo actual que van a ir juntos en coalición.
Salvando las diferencias, es como si en las elecciones legislativas veamos en El Salvador una coalición formal entre ARENA y el FMLN. Ya en la práctica han sido aliados en la Asamblea Legislativa en múltiples iniciativas y comparten la estrategia de obstruir al gobierno de Nayib Bukele, a quien buscan detener a toda costa.
Esto es particularmente interesante dada la cercanía que están mostrando los dirigentes de ambos partidos y la forma coordinada de actuar. Ya se escuchan voces de la reedición de una especie de «unión nacional opositora» para las próximas presidenciales, impulsada por el interés común de frenar el ascenso del presidente Bukele y su influencia por medio de Nuevas Ideas.
Una alianza de esta naturaleza no sería sorprendente, ya que desde hace varios años ambos partidos renunciaron a sus principios y su único objetivo es la búsqueda del poder, al margen de la situación de la ciudadanía.