Hace 18 años, Morena de los Ángeles Lucero Valle inició su profesión como enfermera, y actualmente es jefa de Enfermería en el Hospital General del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS).
Sin embargo, a pesar de tener casi dos décadas en la profesión, comentó que la experiencia más significativa la ha vivido durante el último año de la pandemia, pues atender a pacientes con la COVID-19 en la unidad de cuidados intensivos (uci) le ha brindado un panorama de la importancia del humanismo y la entrega en los procesos médicos.
Junto con su equipo de enfermeros ejecuta acciones para ayudar anímicamente a las personas ingresadas, como brindarles un trato con calidez o hacer videollamadas con las familias antes de conectar a un paciente a ventilación mecánica.

«A los pacientes se les atiende en una unidad cerrada, donde no tienen contacto visual con la persona que los atiende, eso les genera un poco de depresión. Uno de ellos, cuando se fue, nos dijo que siempre nos iba llevar en el corazón. Tratamos de que tengan un apoyo emocional», dijo, y agregó: «La parte humana está más reforzada que nunca. Si de algo estoy segura es que cuando termine la pandemia seremos mejores personas. Estoy completamente segura de que seremos el mejor equipo en atención crítica, porque después de esto hemos tenido un acercamiento al lado humano de la profesión», comentó.
Lucero cuenta con 38 años y tiene dos hijos, de 14 y 11 años. Al inicio de la pandemia se separó de ellos para evitar contagiarlos, pero ya se encuentran viviendo juntos Según cuenta, decidió estudiar Enfermería desde que era niña, ya que cuando tenía 12 años tuvo un problema de salud que la incapacitó, y en el hospital había una enfermera que todos los días se le acercaba y le compartía su comida.
Desde ese momento, vio la empatía y la solidaridad como pilares fundamentales de la profesión y que ahora pone en práctica con sus pacientes. Atender una unidad de COVID-19 también le ha permitido tener una mayor organización en el ámbito profesional.
Además, agradeció a las autoridades de salud por priorizar al personal para recibir las vacunas contra el virus. «Fue una decisión acertada que el personal de salud fuera el primer grupo priorizado, porque atendemos directamente el virus. A los demás profesionales de la salud les mando un mensaje: que de todas las experiencias obtenemos un aprendizaje. Yo les diría que no se sientan decaídos, que hagan su trabajo con amor y actitud», dijo.

Lucero tiene claro que ser enfermera significa empatía, amor y servicio, y esas tres cualidades son las que busca poner en práctica todos los días mientras se desempeñe en la profesión.