En ocasiones he escuchado a personas que están hablando de forma muy fluida otro idioma diferente al español. Es maravillosa la habilidad de poder comunicarse con personas de diferentes países, no solamente por conocer el vocabulario en general, sino también sobre la cultura.
He tenido la oportunidad de compartir con un caballero muy auténtico, él es alguien que sabe hablar en náhuat; es muy agradable conversar con él porque le encanta compartir sobre lo que conoce; teniendo una plática sobre la facilidad o dificultades de aprender náhuat, me dijo que tenía que practicarlo y disfrutarlo. Debo admitir que tengo cierto interés en aprender náhuat y todo gracias a la emoción con la que este caballero se expresa de esa lengua.
Unos años atrás también tuve un interés particular en aprender Lengua de Señas Salvadoreñas; fue algo que me flechó al ver a personas comunicándose en lengua de señas. Viéndolos sentía que sin sonidos podía comprenderlos; aún sigo aprendiendo y es un mundo maravilloso. Tenemos tantas cosas en común, pero la barrera del lenguaje coloca ciertos obstáculos para ellos y para nosotros. En su momento pedí un consejo para aprender rápidamente, curiosamente me dijeron que tenía que practicarlo y, sobre todo, disfrutarlo.
Pero un idioma que tenía varios años de no practicar y expresarme ha sido un idioma que me ha dado mucha alegría recordarlo, practicarlo y disfrutarlo; además, me ha ayudado a resolver situaciones difíciles o conflictivas; todos en el mundo lo conocemos y todos en el mundo lo olvidamos. Honestamente, me vi obligado a volver a practicar ese idioma, empecé con lo básico: prestar atención a los sonidos y la intensidad. Luego de un tiempo, mi maestro me llevó a otra etapa, que era la de incluirle los gestos a esos sonidos. No era nada fácil, pero mi interés crecía a niveles descomunales. Fui poco a poco mejorando mi atención porque antes de hablarlo necesitaba comprenderlo, empecé a ser alguien con una escucha activa y muy intuitivo, luego me sentía capaz de identificar necesidades solo con gestos o señales específicas, para finalmente escuchar las primeras palabras de mi mentor; entre ellas, una fue papá.
Sé que para muchos padres es complicado comunicarse con sus hijos, pero es porque han dejado de practicar ese idioma. Algo que nos facilitará la comunicación con nuestros hijos es dejar a un lado las palabras complicadas y ocupar un lenguaje más sencillo, con velocidad pausada, en ocasiones será necesaria la repetición de un mismo mensaje porque no será hasta entre los 20 o 25 años de edad, aproximadamente, que el lóbulo prefrontal culminará su maduración y esa área del cerebro es la encargada; de acuerdo con el aprendizaje a lo largo de la vida, de la capacidad de anticipación, la fijación de metas, el inicio y mantenimiento de la acción, la toma de decisiones y la inhibición de la conducta, la planificación con base en la memoria, la capacidad de modificar estrategias o la de elaborar conceptos e ideas abstractas; sabiendo esto es necesario prestar atención a las palabras que usan nuestros hijos, poder nivelarnos para hablar el mismo idioma e incluir una emoción positiva en lo que les comunicamos, con eso ayudaremos en la armonía familiar como a su salud mental y emocional.