No cabe la menor de las dudas de que los cuatro años de gestión del presidente Bukele han estado acompañados de grandes resultados. Desde el inicio se ha enfocado en tener en el centro de sus acciones el bienestar de la población, especialmente de los más vulnerables, lo cual se dejó entrever con las medidas atinadas y efectivas en los momentos de la fuerza de la pandemia, enfocándose en proteger la salud y cubrir las necesidades básicas de la población, implementando estrategias muy exitosas que llamaron la atención del mundo entero por su efectividad.
Los sistemas de salud fueron abandonados durante décadas, centros de salud sin equipos especializados para los respectivos diagnósticos y una pésima atención a los pacientes. En esta gestión se han proporcionado equipos muy modernos, los mejores de la región, que garantizan diagnósticos más efectivos. También el sector magisterial será muy beneficiado con la construcción del primer hospital magisterial, un sueño que parecía imposible para los maestros décadas atrás.
Cuatro años en los que las casas encuestadoras más importantes de la región lo sitúan, de manera ininterrumpida, como el máximo líder indiscutible de la región y a escala mundial, de tal manera que sus acciones políticas han sido emuladas por países muy importantes, ofertadas por candidatos presidenciales en Latinoamérica.
Un elemento importante que abona a este éxito de gestión ha sido que se recuperó un Estado al servicio de una minoría con poder económico y se trasladó al servicio de una población, se logró captar que la esencia de la democracia consiste en que los intereses de la mayoría deben estar por encima de los intereses de una minoría.
También los excelentes resultados con el Plan Control Territorial en cada una de sus diferentes fases ha traído grandes beneficios a la población que hoy respira un clima de auténtica paz y tranquilidad. La reciente ofensiva para buscar y detener los remanentes de las pandillas está dando resultados efectivos a fin de terminar con ese flagelo que tanto dolor y luto trajo a nuestra población por muchos años.
El Salvador, por primera vez en su historia, ha logrado reinventarse, ha pasado de ser conocido como el país de las pandillas a ser conocido hoy en día como el país del surf, del bitcóin, del fútbol de playa y próximamente de Miss Universo. Todas estas acciones y muchas más en rubros como educación, economía, turismo e infraestructura hacen que el presidente conserve más del 90 % de aprobación por parte de los salvadoreños. Encuestadoras de prestigio como Ciesca y CID Gallup, en sus resultados catapultan al presidente como el mejor evaluado en la historia del país, lo cual trasciende fronteras, gozando de la simpatía por parte de la población de muchos países. Una encuesta chilena tuvo como resultado que más del 78 % de su población afirmó tener una percepción muy positiva de la gestión del presidente Bukele.
Estos cuatro años de exitosa gestión envían un mensaje positivo a la nación, que las cosas se están haciendo bien y el pueblo salvadoreño es inteligente y ha aprendido a votar con inteligencia. No se debe ignorar que los partidos tradicionales tienen experiencia en procesos electorales y siempre buscarán una estrategia electoral que les traiga beneficios, y para eso no les va a importar hacer alianzas con quienes tengan que hacerlo, porque el fin común de ellos es debilitar el poder político legislativo de la actual Asamblea.
No se puede estar confiado, hay que saber contrarrestarlos con astucia y trabajo territorial, la clave es tener el contacto con la gente y, por otro lado, los funcionarios de Gobierno deben hacer su papel principal de estar siempre al servicio de la población, salirse un poco de la caja de cristal de las oficinas y tener más diálogo con la población, no comunicación por sus cuentas de redes sociales, que es diferente. El dialogar y acercarse al pueblo es otra cosa, pero no cabe la menor duda de que en las próximas elecciones la población tomará la mejor decisión a la hora de emitir su voto para garantizar no solo la continuidad del presidente, sino también de asegurar una legislatura que acompañe al Ejecutivo en la implementación de leyes que favorezcan la ejecución de proyectos de nación, tanto a corto, mediano y largo plazo, que beneficien a la población.