DeOpinión
Al Pie de la letra
Por Carmen González Huguet
Escritora y profesora
Aristóteles, en su «Poética», afirma sobre las obras artísticas que «todas vienen a ser, en conjunto, imitaciones. Pero se diferencian entre sí por tres cosas: por imitar con medios diversos, o por imitar objetos diversos, o por imitarlos diversamente», dato que no debemos perder de vista. Ese carácter de imitación de la realidad, que es la noción central del concepto de arte, en general, y de literatura en particular, en Aristóteles es lo que el genial escritor Jorge Luis Borges llamó, con notable intuición, «el espejo de tinta» en el cuento del mismo título, reunido en su obra «Historia universal de la infamia». En ese contexto, el espejo de tinta es una metáfora que alude a la escritura y, por extensión, a la creación artística en general. Por medio del fenómeno de la mimesis aristotélica, toda obra de arte es un espejo de la realidad, una imagen poética. En resumen: una metáfora. Incluso, aunque resulte aún más paradójico, el ejemplo de Borges es una metáfora
de la metáfora.
Como señala el crítico Alberto Ribas-Casasayas en su artículo «Signos mágicos de lo absoluto: aproximación a términos y conceptos de la Filosofía del Lenguaje en tres cuentos de Jorge Luis Borges», «Según una perspectiva mágica del lenguaje, determinadas palabras no son un mero símbolo, esto es, un elemento abstracto al que una comunidad otorga un significado de acuerdo con la normativa convencional del código que sus miembros emplean, sino entidades sustanciales que, descubiertas o ya conocidas por el hechicero, permiten hacer ciertas cosas una vez que son pronunciadas. Dicho de otro modo, la palabra tiene una potencialidad sustancial en sí misma, tiene un poder causal: de su pronunciación (acompañada con frecuencia de un aparato ritual, como sucede en el cuento de Borges) se derivan unos efectos materiales palpables. La concepción mágica del lenguaje tiene una relación con el lenguaje divino: “Hágase x”, y x se produce; las palabras tienen en sí la sustancia misma de aquello que designan, y si la sentencia emitida por el mago o la divinidad enuncia una acción, esta se lleva a cabo en virtud de que la acción se encuentra en estado potencial en la palabra que la designa. La palabra mágica, en suma, es una entelequia: si la sustancia de la acción, de la cosa, se encuentra en la palabra que le da nombre, entonces la acción, la cosa, se actualizan una vez que la palabra es pronunciada».
Hemos subrayado la palabra entelequia y conviene aclarar su significado. Entelequia es un concepto, también, aristotélico. Nos dice el diccionario, en su primera acepción, que entelequia consiste en una «cosa irreal», y a continuación define: «En la filosofía de Aristóteles, fin u objetivo de una actividad que la completa y la perfecciona». Apunta, pues, Ribas-Casasayas a la capacidad que tiene el lenguaje, y específicamente el lenguaje poético para crear una suerte de realidad alterna, que no por ficticia es menos real, pero que, siguiendo al mismo autor, esta realidad alterna tiene la particularidad de existir fuera del tiempo, en una suerte de eternidad. Y más adelante el mismo crítico señala que, en consonancia con lo anterior, el concepto del tiempo en varios de los cuentos de Borges es circular, siendo el círculo, al igual que el espejo, uno de los símbolos favoritos de Borges. Si la entelequia, como dice el Diccionario Filosófico, es un fin realizado (teleología) y ¿ también un principio activo que convierte la posibilidad en realidad, ningún objeto es un ejemplo tan acabado de entelequia como la obra literaria. La misma fuente señala: «En la doctrina de Aristóteles y en la escolástica, la entelequia es finalismo, orientación hacia un fin concreto como fuerza propulsora (teleología), fin en sí, principio activo, que convierte la posibilidad en realidad». Mi maestro Francisco Andrés Escobar, a quien le gustaba al reflexionar también retroceder a los orígenes, afirma en su tesis de licenciatura que «la poesía es una posibilidad de la realidad, un modo del hombre para habérselas con ella, y una realización en el lenguaje». Y a continuación hace a un lado el estudio de la realidad primera, ya que este corresponde al área de la teología. En cuanto a lo que él llama «realidad segunda» aclara que esta es «una estructura unitaria y dinámica compuesta por la naturaleza, el hombre y la historia»; y a continuación amplía: «Unitaria por cuanto los fenómenos que en ella ocurren, aparentemente autónomos, guardan una profunda relación de interdependencia, de respectividad. Y dinámica por cuanto tales fenómenos, aparentemente estables, son profundamente devinientes». «Deviniente» significa que cambia. Deviniente no está en el diccionario, hasta el día de hoy, pero sí está «devenir» que significa «llegar a ser», y también «sobrevenir, suceder, acaecer».
Más adelante, Francisco Andrés Escobar establece una especie de profesión de fe en la poesía, no muy lejos de lo que dijo san Juan en su evangelio: «Lo poético está en la raíz, en la inmediatez de lo real. Lo real se entrega al hombre, se le da en notas y con solicitud de actualización. Lo real “quiere” ser constatado, aprehendido, formalizado y expresado por medio de una particular concreción formal, por medio de un particular lenguaje: el lenguaje de la poesía, en el caso del fenómeno poético, que instala una nueva realidad: la realidad poética».
De esta manera, F. A. Escobar nos recuerda que la obra poética (y al decir obra poética me refiero, por extensión, a la obra literaria) es una cosa más agregada al mundo. Existe y es verdadera. El que sea ficticia, no la hace menos real. Pero su realidad es de un tipo distinto. Insisto: el que sea ficticia no significa que sea «mentira», que sea falsa, o que no sea «real». Por el contrario, a veces el rodeo de la ficción nos puede llevar a penetrar de modo más profundo en la verdad, en la exacta y palmaria realidad de las cosas. Y también mi maestro me dijo, en varias ocasiones, que en el arte lo contrario de lo bello no es lo feo, sino lo falso: la impostura, la falta de autenticidad.
DeCuentos
Por Renán Alcides Orellana
CONTRADICCIÓN
El consejo de ancianos deliberaba noche y día. Habían perdido la noción del tiempo en la búsqueda de una fórmula para poner fin a la violencia que diariamente enlutaba al imperio. Por fin:
— La solución —gritaron.
Pero era tarde. Cuando salieron a la calle no quedaba un ciudadano vivo y, con marcada desilusión, uno a uno los ancianos se fueron suicidando…
MUTACIÓN
Hubo un tiempo en que el hombre era el lobo del hombre… Ahora el hombre es el lobo del lobo.
LOS OJOS IGNORADOS
Cuando viajábamos de Katmandú hacia el Himalaya, el guía Nitori se retrasó del grupo expedicionario para decirme:
— Mi paisano Narahoni Nat, gran historiador, afirma que el abominable Hombre de las Nieves es enorme, parecido a nosotros, pero cubierto de pelos de 25 centímetros de longitud. Los sherpas nepaleses lo llaman Yeti. ¿Lograremos encontrarlo en las soledades glaciares…?
— Quién sabe —le respondí. Aunque lo creo más posible que descubrirlo en las grandes ciudades, donde solo sentimos su mirada…
DeCuriosidades
El Himalaya, la cordillera más alta del mundo.
Himalaya viene del sánscrito, donde hima significa «nieve», y ālaya, «morada», «lugar», es decir «morada de nieve» o «lugar de nieve». Es una cordillera situada en el continente asiático y se extiende por varios países: Bután, Nepal, China, India y Pakistán. Es la cordillera más alta de la Tierra, con 8,848.8 metros sobre el nivel del mar, según la medición más reciente publicada en diciembre de 2020. Hay más de 100 cimas que superan los 7,000 metros y 14 de más de 8,000 metros de altura, donde aparentemente la vida parece inhóspita. El Himalaya guarda un misticismo cultural impresionante.
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