«¿Ya llegaste? ¿Qué hacés? ¿Por qué tardás demasiado?». Estas son preguntas básicas dentro de una relación, y son gratificantes si se formulan y demuestran que hay un interés hacia el otro, pero ¡cuidado! El exceso puede ser el inicio de una relación no saludable o tóxica.
Pero ¿qué es una relación tóxica? La psicóloga con máster en Recursos Humanos y especialista en ciencias de la felicidad Rebecca Taylor lo explica. «Una relación tóxica es, en pocas palabras, lo que te quita tu paz. No necesariamente tiene que ser una relación de pareja, puede ser también de una amiga o de tus papás, que no te hace ser feliz; eso es, en resumen. Es una relación que en vez de crecer te marchita, y estamos para florecer y ser seres humanos que sienten abundancia en la vida y no desesperación», relata.
Nadie busca una relación insana; sin embargo, ocurre, y lo más importante es identificarla y, sobre todo, salir de ella. La experta manifiesta que muchas veces una persona no logra salir del círculo en el que se encuentra porque está buscando un modelo o porque hay una necesidad o un vacío emocional que está afectando. Se cree, dice, que las conductas tóxicas del otro son normales y se aprende a vivir con ellas.
«Generalmente, si has tenido una mala relación con tus padres hubo abandono, rechazo, traición o humillación. Es una teoría medio compleja, pero entre el ego y las heridas que tengo lo que hace mi subconsciente, y lo hace el 93 % de mi cerebro, es que está replicando lo que yo no he sanado. Mientras yo no sane, estoy buscando los mismos patrones», explica.
Este tipo de relaciones no afectan únicamente a parejas, ya que también se pueden dar en el ámbito familiar, laboral y con amigos. La experta recomienda alejarse de estas personas. «Seguido me dicen: “Mi amiga es tóxica, no sé qué hacer”. Bueno, déjala. Es más fácil esto que dejar a un familiar, porque con la familia probablemente se vive, pero una amiga… Qué bueno que hoy en día existe el bloquear a alguien, no contestarle, alejarse. Si la amistad no está sumando y, al contrario, te chupa tu energía, es mejor dejarla», indica.
Aunque existan muchos lazos que unen a las personas, por quiénes son o por la relación que se viva, Taylor manifiesta que, «aunque duela», lo mejor es cortarlas, y aunque podría ser un proceso difícil, a la larga será de mucho beneficio.
«En la pareja, el problema es que yo quiero todo con él y doy todo. Eso no es amor. Amar es libertad, es trabajar por la libertad de esa persona, aunque no me incluya a mí. Lo que tenés es miedo de estar sola, lo que hay es un gran apego que no quieres soltar porque no quieres sufrir. Y para superar una relación tóxica es asumir. Una de mis frases favoritas de Cerati: “Soltar o aprender a decir adiós es crecer”. Si tú quieres salir de una relación tóxica, vas a salir cuando asumas que vas a pasar por el dolor», expone.
Cómo saber si soy una persona tóxica
La máster señala que cuando una persona es la que manipula siempre actuará a la defensiva porque cree que todo lo que sucede es en su contra. Difícilmente aceptará que es la culpable; es decir, una persona tóxica.
«Te podés dar cuenta cómo sos en el momento en que empezás a conocerte. Quien no ha trabajado en su autoestima no se da cuenta. Una persona que es tóxica puede vivir toda la vida así. Es como una persona que pesa 300 libras, que puede vivir así si nunca va al doctor. Es decir, tiene que pasar algo para que quiera cambiar; si no, seguirá siendo la misma y dañando a otros».
No buscar ayuda para superar la etapa tóxica es alarmante porque puede generar enfermedades y trastornos que solo empeorarán las relaciones y la vida. «Estamos hablando de autoestima, de sentirse bien, de tener una vida que disfrutes. Las consecuencias de una relación tóxica se pueden comparar a un águila metido en una jaula, ni siquiera un pájaro, sino un águila, que es fuerte y grande, pero en la jaula se pierde lo lindo de la vida.
Si encierras a alguien y crees que estás obligada a controlar a alguien, las consecuencias de hacerlo traen infelicidad, falta de paz, enfermedades como ansiedad, depresión y trastornos sociales», advierte la psicóloga.
«Amiga, date cuenta»
Era 2011 cuando Paty G. conoció a una persona en las redes sociales. Fue un evento que se celebraba en octubre, en el ex-Cifco, el enlace que dio paso a una relación «soñada» para muchas mujeres. Sin embargo, con el paso del tiempo, ella comenzó a ver «cosas extrañas».
«Él se alejaba de mí en ciertas fechas, el 14 de febrero, Navidad, para su cumpleaños. De repente se perdía. Nunca me pidió que fuéramos novios, pero yo conocía a su familia y él a la mía. Para mí era una relación de pareja», recuerda.
En Facebook, ella encontraba comentarios raros que otras mujeres le hacían a su pareja. En ese momento comenzaron los reclamos y la intranquilidad de Paty, pero como siempre obtenía una respuesta negativa o de enojo, ella aprendió a ver estas escenas como algo normal.
Los psicólogos explican que entre los tipos de relaciones tóxicas se encuentra una en la que una persona manipula a la otra, donde influyen más las decisiones del otro, algo que aconteció con el pasar de los años en la relación de Patty. «Me decía que me quería para madre de sus hijos…. “Pero vos en tu casa y yo en la mía”», recuerda.
Después de ocho años de estar juntos, Patty relata que fue ella quien buscó una solución y puso en práctica la frase «amiga, date cuenta». Esto significó valorar su vida y sus sentimientos. «Dicen que uno debe aprender a valorarse, aprender a quererse. Yo lo que hice fue no pensar en él. Mantengo en mente que si me hubiese querido o sentido algo por mí, no me hubiese hecho a un lado».