En China, los jóvenes se han acostumbrado a una jornada de trabajo que les impide dedicarse a su vida privada, ni a distraerse; muchas empresas se han visto en la necesidad de apretar aún más las jornadas de trabajo para recuperar lo perdido por la pandemia de COVID-19.
Esto ha llevado a muchos jóvenes chinos a poner en práctica el «desvelo en venganza», pero, ¿de qué trata esto? En realidad, no es un término muy complicado.
El desvelo en venganza hace referencia a que los jóvenes se obligan a sí mismos a sacrificar algunas horas de sueño para hacer las cosas que les gustan, para distraerse, para conversar con sus seres queridos, en ocasiones.
Desde hace poco tiempo en China el «horario 996», es decir, trabajar de las 9 de la mañana, a las 9 de la noche, seis días a la semana.
Para muchos, eso significaba apenas tener espacio para bañarse, comer, dormir un poco y volver a las actividades; sin embargo, muchos aseguraron que les «arrebataron su vida personal», luego de someterse a estas jornadas laborales.
Para ello, los jóvenes comenzaron a aplicar «bàofùxìng áoyè», o «procrastinación a la hora de dormir», acortando aún más sus horas de sueño, y de esta manera afectando su salud. Algunos aseguran que es triste, pero con ello han logrado obtener «un poco de libertad».
Es posible que esta práctica se haya popularizado en China, pero el fenómeno que describe probablemente está más extendido, con trabajadores agobiados en todo el mundo que posponen la hora de acostarse para reclamar un valioso tiempo personal, aunque saben que no es bueno para ellos.
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De acuerdo con la Encuesta Global del Sueño de Phillips de 2019, con más de 11 mil respuestas de 12 países, arrojó que el 62% de los adultos en todo el mundo sienten que no duermen lo suficiente, con un promedio de 6.8 horas en una noche
Entre las razones, los encuestados explicaron que las razones de este déficit incluían el estrés y su entorno para dormir; no obstante, el 37% culpó a su agitado horario de trabajo o escuela.