Con gritos de «¡asesinos, asesinos!», decenas de miles de personas se manifestaron este sábado en la ciudad española de Valencia para protestar contra la gestión que han hecho los políticos de las inundaciones que el 29 de octubre asolaron la zona y dejaron más de 200 muertos.
Según la delegación de Gobierno (prefectura) en Valencia, 130,000 personas participaron en la protesta, en la que se registraron algunas escaramuzas con la policía, a la que grupúsculos de manifestantes lanzaron barro.
Los manifestantes se concentraron en la plaza del Ayuntamiento de Valencia para recorrer el kilómetro que la separa del Palacio de la Generalitat, sede del Gobierno regional valenciano, exigiendo sobre todo la dimisión del presidente valenciano Carlos Mazón, pero sin ahorrar críticas también al Ejecutivo central del socialista Pedro Sánchez.
Hubo también manifestaciones en otras ciudades de la región valenciana, como Alicante y Elche, y de España, como en Madrid.
Las principales acusaciones a los políticos son no haber avisado de manera clara y contundente a la ciudadanía del poder de las lluvias que se avecinaban aquel martes fatídico, y de haber reaccionado tarde y mal en ayudar a la población afectada de casi 80 municipios.
Indecencia, vergüenza, homicidio
«La gestión de Mazón ha sido una indecencia y debería dimitir», explicó a AFP Julián García, un jubilado valenciano de 73 años.
«En las horas previas ha sido cuando deberían haber avisado para que la gente estuviese alerta, que no hubiesen ido los niños a la escuela, que no se hubiese ido en coches a trabajar. Y eso es todo lo que ha traído», añadió.
Las riadas dejaron en el este de España en total 220 muertos, 212 en la región de Valencia, que desde entonces es escenario de esfuerzos para limpiar el lodazal en que se convirtieron muchos pueblos, y hallar a las decenas de desaparecidos.
Ana de la Rosa, 30 años, archivera, de Valencia, estimó que «ha habido una mala gestión detrás, guerras políticas entre la Generalitat que tenía las competencias» para dar soluciones en primer lugar, «con el Gobierno central».
«Se han metido en guerrillas políticas cuando no era el momento porque a la ciudadanía no le hacía falta, la ciudadanía necesitaba ayuda y no necesitaba ese tipo de comportamiento», añadió De la Rosa, que fue más allá de las peticiones dimisión, considerando que las autoridades han cometido un «homicidio imprudente porque no se ha actuado como se tenía que actuar».
Trini Orduña, una valenciana de 50 años, repartió culpas por igual entre Valencia y Madrid, estimando que España tiene una clase política «vergonzosa» y calificando la gestión de la catástrofe de «horrorosa».
En las zonas devastadas por las inundaciones de la semana pasada en el sudeste de España, los damnificados siguen llenos de ira contra los líderes políticos, por la lentitud que perciben en la ayuda para volver a la normalidad.