«Decidí hacer el esfuerzo de despegarme de mi trabajo y traer a mis nietos a vacunar. Tengo el deseo que vuelvan el otro año a la escuela, como lo hicieron este año, sanos», expresó Juan Francisco Larín Vásquez, luego de asistir con sus dos nietos, al parque San José del municipio de Turín, Ahuachapán para que les aplicaran la segunda dosis del fármaco contra la COVID-19.
«¡Dios es grande y lo ha permitido!», dijo con una voz altiva, antes de retirarse de la cabinas de vacunación.
Larín Vásquez tiene 77 años y contó que se dedica a los cultivos de maíz y frijol; y en época de verano, busca otras alternativas para laborar en el campo y llevar el sustento a su familia.
Afirmó que raras veces descansa, pero que en esta ocasión hizo la excepción, ya que se había comprometido con sus nietos a llevarlos a colocarse la vacuna.
«Vivimos del trabajo, pero también es necesario cuidar a mis nietos, ellos tienen una madre soltera que también trabaja. Entonces, yo he asumido el compromiso de también cuidarlos», apuntó el hombre.
En la jornada de vacunación en Turín, la mayoría de asistentes fueron menores de edad, que llegaron acompañados de sus padres para recibir la segunda dosis del fármaco.
En total fueron 300 dosis aplicadas por el Miniserio de Salud.