Inundaciones por desbordes de ríos y deslizamientos tras fuertes lluvias en el sur de Brasil causaron al menos 31 muertos y 74 desaparecidos, informaron este viernes las autoridades, que intensifican las tareas mientras las aguas suben y dejan comunidades aisladas.
El volumen excepcional del caudal de los ríos ha multiplicado las alertas en el estado de Rio Grande do Sul por rupturas de presas que amenazan con agravar el desastre, particularmente una estructura dañada sobre el río das Antas, en el municipio de Cotipora.
Las imágenes a lo largo de la región, especialmente en el centro, dan cuenta del «peor desastre» de la historia del estado, como describió el gobernador, Eduardo Leite.
Así, se observan enormes superficies totalmente anegadas, ríos arrasando puentes y carreteras, y aparatosos rescates de personas en techos o a punto de ser arrastradas por crecidas.
«Soy de aquí y me siento muy apenada por todos los que viven aquí (…), siento dolor en el corazón», dijo a la AFP Maria Luiza, una residente de 51 años, en Sao Sebastiao do Caí, a unos 70 km de Porto Alegre, la capital del estado.
«Vine aquí para ayudar a la gente, para sacarla de la inundación, porque es muy peligroso, hay mucha corriente», dijo por su parte Guilverto Luiz, un pescador de 52 años que se sumó a los esfuerzos de rescate.
Temores en Porto Alegre
Los fallecimientos ya suman 31, dos más que en último informe la víspera, y 74 personas se encuentran desaparecidas, según un nuevo balance de Defensa Civil del estado. Además, hay 56 heridos.
El saldo del fenómeno climático que se abatió sobre el territorio sureño con lluvias intensas, vendavales y granizo ha afectado a 351.000 habitantes, con unos 17.000 desalojados en 235 municipios.
Pero las cifras de la catástrofe son apenas «preliminares», advirtió el jueves el gobernador.
Las aguas que cubren enormes áreas impiden dimensionar la magnitud del desastre.
El gobernador advirtió además el jueves sobre el rápido ascenso del río Guaíba en Porto Alegre, que podría alcanzar el nivel de cinco metros.
Esa posible crecida podría causar la mayor inundación de la historia de la ciudad, superando la registrada en 1941, alertó.
Las brigadas de rescate intentan alcanzar numerosos municipios aislados, sin comunicaciones y con carreteras bloqueadas, para garantizar el abastecimiento de víveres.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva viajó a Rio Grande do Sul el jueves, donde aseguró que «no faltarán recursos» para afrontar la crisis.
El gobierno federal movilizó 12 aeronaves, 45 vehículos y 12 embarcaciones, además de enviar 626 efectivos de las Fuerzas Armadas para socorrer a la población afectada.