Está cerca de terminar el primer tiempo de un partido en el que Alianza es local en el Cuscatlán. En la platea hay dos recipientes plateados muy hondos que contienen yuquitas, chicharra, anillos de harina y plátanos tostados en bolsa. Es la mercancía de Willian Miranda, mejor conocido como «Dexter», para su numerosa clientela.
«Dexter» lleva las tostadas sujetas a un hule negro para ponerlas en firme. Tres hinchas apoltronados en platea le hicieron la petición de tostadas. El vendedor, que hace unos días obtuvo el título de licenciado en administración de empresas, ya procesó el pedido. Ahora se viene la aplicación de los extra: limón, sal y el curtido, este último tiene su sitial en la jerarquía del sabor.
Miranda disfruta lo que hace, tanto es así que no cree que vender tostadas sea una carga laboral. Sin exagerar, es casi un deleite para él. Ahora debe combinar esa actividad comercial con los estudios de inglés. «Tras haber obtenido el título de administrador vamos a ver cómo podemos mejorar el negocio para seguir avanzando. La idea es ver cómo obtenemos más ganancias, agrandar el negocio. Si Dios lo permite, quiero aprender dos o tres idiomas más. », indicó el comerciante que acumula 16 años de vender en el Coloso de Montserrat.
«Dexter» va y viene entre platea, tribuna y sombra. Debe estar listo para servir una tostada en cualquier instante del juego. Sí, es hincha de Alianza, porque tiene camisas de ese equipo, pero tiene clientes en los 12 planteles de la primera división. El día que habló con este medio, por si hay dudas de su fidelidad al aliancismo, llevaba puesta la camisa que recuerda el título número 15, ese que ganó el 31 de enero de este año, con pizarra de 3-0 ante Águila, en el Cuscatlán. Pero a la hora de que los paquidermos anotan, el comerciante pone en reserva su alegría, para no caer en euforias que lo puedan complicar luego en su negocio.
Madruga
Para poder atender a sus consumidores, «Dexter» [prefiere que se lo trate así antes de su nombre] debe irse de compras a las 5 de la mañana al Mercado La Tiendona. Luego se debe ir a su casa para tenerlo todo punto para la tarde o noche. «Para venir a vender al estadio debo invertir $100, como mínimo. Ahí va incluido el permiso de venta y el pago de la localidad a la que accedo en el estadio. Yo preparo todo. En la mañana frío las tostadas y en la tarde viene el proceso de embolsar. Cada tostada vale $1. En las finales de primera división y selección se vende un poco más», externó Miranda, de 31 años.
Pero no solo en el estadio ha vendido tostadas. También ha llevado el sabor de su receta a la Universidad donde estudió la carrera de administración de empresas. «Como vieron que pagaba mis estudios con la venta de tostadas me regalaron una beca. Las ventas no estaban bien en ese momento y gracias a esa beca coroné mi carrera. Solo me faltaban tres ciclos», dijo el comerciante.