El año 2022 nos recibe con una perspectiva económica positiva. Después de transitar un año difícil cargado de pandemia, cerramos 2021 con un crecimiento extraordinario del PIB de +10.3 %. El Fondo Monetario, el Banco de América, la Comisión Económica para América Latina (Cepal) y fuentes nacionales como el Ministerio de Hacienda y el Banco Central de Reserva ya lo habían anunciado.
La perspectiva coloca a El Salvador, junto a Panamá (+12 %) como los países de mayor crecimiento en Centroamérica en 2021. La ANEP ha reconocido este crecimiento. Asimismo, la Cepal publica un listado de las economías de Latinoamérica con las mejores perspectivas en 2022, coloca a Panamá primero con +8.2 %; le sigue la República Dominicana con +5.5 %; El Salvador, con +4.6 %; Guatemala, con 4 %; Honduras, con 3.6 %; Costa Rica, con 3.5 % y Nicaragua, con 1.8 %.
En este contexto, también debemos hacer referencia al reporte de misión de Artículo IV del Fondo Monetario Internacional del 22 de noviembre de 2021. Este reporte refleja valoraciones mayormente positivas, sin embargo, entre las críticas puntuales están la baja de la calificación EMBI sobre los bonos de corto plazo, perfectamente comprensible, ya que los bonos se transan en el mercado de valores como cualquier mercancía, son sensibles a las variables del mercado como la publicidad negativa que surge del distanciamiento con el Gobierno de Estados Unidos.
En general, el perfil de la economía salvadoreña augura buen futuro, con una perspectiva sostenible en el tiempo.
También es necesario destacar las inconsistencias de mayor relevancia entre las críticas de los detractores de las políticas de desarrollo. Por simple coincidencia, el día de su lanzamiento como moneda de curso legal en nuestro país, el bitcóin se depreció significativamente en -11.1 %, (nada excepcional en el curso valorativo del bitcóin desde su nacimiento en 2011), un evento financiero propio de cualquier mercado. Los detractores pregonaron que el bitcóin fracasaba indefectiblemente. También se argumentó que los salvadoreños habían rechazado el bitcóin, cuando por simple lógica sabemos que aún no había transacciones bitcóin el 7 de septiembre. Lo vergonzoso es que un coro de detractores se solidarizó con la opinión del Sr. Steve Hanke, afamado economista de la prestigiosa Universidad John Hopkins, quien en esa ocasión dijo: «Yo se los advertí que sería un fracaso».
Lo que el Sr. Hanke predica sobre El Salvador es engañoso, denigrante y subestima a los salvadoreños. Cuando dice: «En El Salvador ustedes no van a pagar el precio de un taxi con bitcóin, eso es ridículo cuando el 70 % de su gente ni siquiera tiene una cuenta bancaria». Sepa Sr. Hanke que sí es posible. ¿Cómo puede pretender pensar este economista y los detractores del bitcóin que por razón de otorgar curso legal a la criptomoneda en una economía incipiente como la de El Salvador ese hecho sería capaz de causar un desplome de -11.1 % en el mercado mundial, y causar generalizadamente pérdidas simultáneas en Europa, Japón China y otros países en los que el bitcóin se transa? Decirlo es simplemente perverso.
Pero definamos quién es el Sr. Steve Hanke, cuál es la doctrina económica que profesa y cuáles son sus intereses. Además de ser un distinguido profesor en la prestigiosa Universidad John Hopkins, ideológica y políticamente se conoce como «libertario» extremo. Es además «Senior Fellow» del Instituto Cato en Washington D. C., un tanque de pensamiento neoliberal. Se identifica con la doctrina de Milton Friedman, pero desde la extrema derecha neoliberal. El Sr. Hanke es el director de un proyecto titulado Monedas en Riesgo, acérrimo devoto de las cajas de conversión («currency boards») y de la dolarización como la mejor política monetaria. Hanke cree que esa es la mejor fórmula para la estabilidad en los países con problemas monetarios, se opone a que los bancos centrales dirijan la política monetaria. Como libertario y extremo neoliberal que es, cree que el Gobierno debe estar limitado en el accionar económico y debe ser únicamente subsirviente de la libre empresa, lo que en Estados Unidos se conoció como reaganomics. Lo ideal para él, es el «Laissez Faire» y la libertad individual. Tampoco cree en el cambio climático. Pero sí cree en el libre comercio. Este grupo libertario es un pequeño partido político de poca influencia en Estados Unidos y cuenta con una minoría en la Cámara de Representantes y otros miembros en congresos estatales.
La teoría del Sr Hanke, dicho por él muchas veces, es que la belleza de El Salvador es estar dolarizado. Para él los países con «currency boards» (Argentina) y dolarizados están en ventaja por las siguientes razones: tienen menor inflación, menor déficit fiscal, menor nivel de deuda pública relativa al PIB, menor crisis bancaria, pero sobre todo tienen mayores tasas de crecimiento comparados con países manejados por la banca central. Por tal razón, sostiene que si El Salvador instalara el bitcóin se expone a que países como China o Rusia hagan colapsar la economía al drenar todo el efectivo dólar. Parece que su teoría no cuadra con el caso de la economía histórica salvadoreña con respecto al déficit fiscal, la deuda pública y las tasas de crecimiento. ¿Sabrá el Sr. Hanke que El Salvador promedia un crecimiento de apenas 2 % por 20 años desde la dolarización de 2000? Sus críticos le dicen que tiene posiciones extremas.
Finalmente, el economista Hanke denota su ignorancia sobre la geotérmica al criticar a El Salvador por la pretensión de generar energía volcánica renovable. Dijo que para tal fin necesitamos un volcán activo. Ignora entonces que ni los ausoles de Ahuachapán ni los pozos geotérmicos de Berlín o Guija provienen de un volcán activo.