Genio, ídolo, mago… Dios, los sinónimos utilizados para hablar de Diego Armando Maradona. El 10 que irrumpió en la década de 1970 en el fútbol argentino cosechó una legión de fieles que lo arropó en vida y que lo mantiene en un sitial de deidad a un año de su muerte.
Una adoración insuficiente para acallar las voces que a lo largo de su vida y con mayor fuerza tras su fallecimiento, el 25 de noviembre de 2020 en su natal Argentina, se niegan a separar al jugador genial que enamoró con sus gambetas y su personalidad ganadora del adicto denunciado por violencia machista. La confirmación de la muerte del exjugador desató un cadena de reacciones que replicaron los medios del mundo.
Dudas sobre posible negligencias médicas, aún investigadas en la justicia argentina, un velorio con tintes surrealistas en la casa de gobierno argentina en medio de una multitud al borde del descontrol y un entierro íntimo con presencia de cuatro de sus cinco hijos fueron el inicio de un año de homenajes, recuerdos y debates que no parecen tener fin.
Su fallecimiento, causado por una crisis respiratoria cuando se reponía de una cirugía de cabeza por un hematoma, provocó una avalancha de mensajes y sus compañeros de profesión fueron protagonistas.
El 30 de octubre «el Diego» que inició su carrera en Argentinos Juniors, brilló en Boca Juniors, tambaleó en el FC Barcelona [donde padeció una grave lesión] y deslumbró en el Nápoles italiano, habría cumplido 61 años. En Argentina se generó una corriente a través de redes sociales para instaurar el «Día del Fútbol» cada 30 de octubre en su honor. Cantantes, actores y políticos, incluidos el presidente de la nación, Alberto Fernández, recordaron con alegría al múltiple campeón.
Copa América y más polémicas
Pero más allá de homenajes, el principal tributo a su ídolo lo dio la selección argentina. Dirigidos por Lionel Scaloni y liderados en el campo por Lionel Messi, los albicelestes se sacudieron casi tres décadas sin títulos y en el Maracaná de Rio de Janeiro frente a su archirrival Brasil levantaron la Copa América. Messi, que sufrió con Maradona como entrenador la eliminación prematura en el Mundial de Sudáfrica 2010, fue contundente tras el ansiado triunfo. «Va por todos ustedes y por supuesto también es por el Diego, que seguro nos bancó desde donde esté», dijo en su momento el capitán del seleccionado argentino.

Maradona lanzó en 2004 una de sus frases célebres: «Crecí en un barrio privado de Buenos Aires… Privado de agua, de luz y de teléfono», en referencia a su infancia en Villa Fiorito. Una vida precaria que se esfumó en su juventud gracias al fútbol. La vida de excesos que llegó con el dinero y la fama tampoco escapó al ojo público durante el primer año sin su presencia.
Series, documentales y eternos debates televisivos desmenuzaron cada uno de los momentos polémicos del jugador, en simultáneo a la distribución de su herencia.
Pero sin dudas, la nota más oscura se tocó en los últimos meses cuando primero desde Miami y luego en Buenos Aires, la cubana Mavys Álvarez Rego aseguró haber sido abusada por Maradona cuando tenía 16 años y acusarlo de iniciarla en el consumo de drogas. Entre 2000 y 2004, Maradona vivió en La Habana donde se sometió a tratamiento por su adicción y mantuvo una relación íntima con Álvarez. Un nuevo escándalo que demuestra que la leyenda de Diego Maradona sigue escribiendo páginas aún después de su muerte.