Don Zeferino es un paciente que no tiene dientes. La semana pasada le extrajeron la última pieza, la que le ayudaba a morder la tortilla tostada que tanto le gusta. Desde ese día ha notado que las esquinas de la boca se le llenan de saliva y están agrietadas.
Los labios se unen por las llamadas comisuras labiales, que son dos repliegues a cada lado de la abertura de la boca; la parte externa está recubierta por piel y la interna, por mucosa. Esa zona de la boca se mantiene humectada por dentro y debe estar seca por fuera.
Cuando los labios se abren, como cuando bostezamos, gritamos en el estadio o mordemos un pedazo de pan muy grande, las comisuras tienen la capacidad de extenderse y no romperse o agrietarse.
Cuando Zeferino perdió los dientes, la altura de su cara disminuyó y los labios perdieron el soporte, lo que cambió la expresión de su rostro; se le marcaron los surcos y se le hundieron los labios. Todo lo anterior ha provocado que las comisuras hagan un pliegue que regularmente almacena saliva, y esa humedad permite que las bacterias y los hongos se reproduzcan.
La humedad en la piel hace que se forme una grieta y al secarse se forma una costra, que sangra cuando se desprende. Esto se vuelve un ciclo por la frecuente apertura y cierre, al masticar o hablar. Las grietas en las comisuras de la boca pueden ocasionar mucho dolor e incomodidad y permanecer por algunos días hasta el punto de impedir gestos tan básicos como sonreír.
Los pacientes con desgaste en los dientes —porque rechinan o aprietan las piezas dentarias a causa del estrés— también pierden el soporte de los labios y las comisuras pueden agrietarse.
La recomendación para Zeferino es un medicamento para cicatrizar la zona y la fabricación de una prótesis completa, ya que al restablecer la altura de la cara nuevamente tendrá salud en las comisuras.
Algunos pacientes utilizan remedios caseros para aliviar los síntomas y ayudar con el proceso de cicatrización. Generalmente usan sustancias que contienen aloe vera por sus propiedades bondadosas: cicatrización, hidratación y antibacteriana. Sin embargo, es recomendable consultar primero al odontólogo, quien brindará la dosis adecuada de acuerdo con las características de la lesión. Lo más importante es eliminar la causa que la provoca.
Si el odontólogo sospecha de deficiencias vitamínicas, también podrá sugerir exámenes de laboratorio para que luego un médico aplique el tratamiento adecuado.
No es aconsejable usar remedios recomendados por vendedores ambulantes o vecinos, ya que podrían causar quemaduras. Siempre consulte con el odontólogo, que se especializa en este tipo de tejidos blandos y que podrá darle una mejor solución a su padecimiento.