La diabetes es una enfermedad que enfrenta el mundo moderno, y los cambios en los hábitos alimenticios y el sedentarismo han aumentado esta alteración. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2030, esta enfermedad será la séptima causa de muerte.
Los síntomas más relevantes que manifiesta el paciente diabético durante la evaluación bucal son mucha sed, ganas de orinar frecuentemente, disminución de peso de forma inexplicable, ganas de comer a cada rato y visión borrosa.
Los pacientes no diagnosticados y que padecen diabetes llegan a la consulta odontológica con signos y síntomas de una enfermedad periodontal: dientes flojos o que han cambiado de posición, mal aliento, historia de pérdida de piezas en ausencia de caries, encías rojas y sangrantes y áreas llenas de pus.
La condición bucal en un diabético es crítica cuando no está controlada. La poca circulación sanguínea en el hueso que sostiene los dientes permite que las bacterias se reproduzcan y promuevan la reabsorción ósea y al no tener un hueso sano que sostenga los dientes, estos se aflojan y se caen.
Además de dientes flojos en el diabético no diagnosticado, es muy común que se reproduzcan hongos de forma descontrolada y provoquen la formación de una película blanquecina que se desprende y deja puntos rojos sangrantes. Este tipo de hongo provoca ardor y úlceras que no permiten una buena alimentación.
Cuando una persona con diabetes está en tratamiento puede disminuir la cantidad de saliva, por lo que desarrolla una sensación de sequedad en la boca que provoca molestias al comer, deglutir y hablar. Se podrían desarrollar caries en el cuello de los dientes, percibir mal aliento o mal sabor.
Si usted tiene alguno de estos síntomas, debe acudir inmediatamente a su odontólogo, ya que se debe actuar pronto para prevenir la caída de los dientes y los procesos infecciosos, que provocan una reabsorción extrema en el hueso que mantiene anclados los dientes.
Los procedimientos quirúrgicos en un diabético, generalmente, se acompañan de una medicación especial para prevenir las infecciones que puedan poner en riesgo su vida; por lo tanto, no debe tomar medicamentos al azar o recomendados por la vecina. Automedicarse puede ser muy peligroso.
Otras recomendaciones: es importante que siempre recuerde a tiempo las pastillas o inyectarse la insulina según la indicación de su médico. Seguir un plan de alimentación adecuado, acorde a sus posibilidades; no hay que pensar que las dietas especiales son caras, ese es un mito que debe desaparecer. Las dietas saludables pueden hacer que la economía familiar sea favorecida y que las costumbres de todos sean más saludables, simplemente se requiere creatividad. Hacer ejercicio con regularidad y hasta donde su médico le permita. Esta enfermedad provoca alteraciones vasculares y neurológicas importantes que deben ser analizadas antes de organizar la rutina para ejercitarse.
Tener presentes estas medidas, así como controlar el nivel de azúcar en la sangre con frecuencia y programar anualmente la visita a su odontólogo debe estar en su plan de control de la diabetes.