Cuando se lo propusieron hace cinco años, el chef francés Renaud Dutel dudó en instalarse en Dubái, más conocido por sus rascacielos que por su cultura culinaria. Pero ahora dice alegrarse de su elección.
Para este cocinero formado en prestigiosos establecimientos franceses, Dubái no parecía una opción evidente.

Al mando del «STAY by Yannick Alléno», aureolado de dos estrellas por la famosa guía Michelin, Renaud Dutel, oriundo de Montluçon (centro de Francia) hoy se alegra de haber «corrido el riesgo».
«Dubái va camino de convertirse en uno de los mejores destinos del mundo para comer», afirma.

Con más de 13,000 restaurantes y cafeterías que representan a más de 200 nacionalidades diferentes, el emirato siempre elogió la diversidad de su oferta, aunque ninguno de estos establecimientos conseguió hasta ahora las tres estrellas, distinción suprema de la guía Michelin.
Con la llegada en los últimos dos años de reconocidas guías gastronómicos como Michelin, Gault y Millau o World’s Best 50 Restaurants, Dubái quiere posicionarse como un «centro gourmet», asegura Issam Kazim, director de un organismo público encargado de promover el emirato.

Si bien recibió a 14 millones de turistas en 2022, nada predestinaba a esta ciudad a apuntar a tal título, a diferencia de otras regiones del mundo árabe, del Levante al Magreb, con culturas culinarias de renombre.
El Golfo no goza de cortes reales que favorezcan el florecimiento de una gran cocina ni de platos tradicionales, explica Loïc Bienassis, encargado de misión científica en el Instituto Europeo de Historia y Culturas de la Alimentación, con sede en Francia.
«Quizás haya que hacer todo y el voluntarismo político puede desempeñar un papel», destaca.