Los niños de El Salvador han sufrido situaciones de violencia, agresiones y maltrato durante el confinamiento debido a la pandemia de la COVID-19. Así lo han revelado algunos informes que demuestran que las denuncias se mantienen pese a que la mayoría de niños se encuentra en sus casas desde marzo.
La Fiscalía General de la República (FGR) indicó que, entre enero y mayo de 2020, recibió 974 denuncias de violencia en contra de niños; de estas, 243 se trataron de maltrato infantil, 353 violaciones en menor incapaz, 104 violaciones en menor incapaz agravada y 274 casos de agresión sexual.
Así también, la Corte Suprema de Justicia (CSJ) detalló en septiembre que, entre abril y junio de 2020, solo en el departamento de San Salvador se registró 99 niñas víctimas de violencia intrafamiliar y 17 por abuso sexual.
Por su parte, el Consejo Nacional de la Niñez y Adolescencia (Conna) explicó en un informe que entre enero y abril recibieron 3,664 denuncias sobre vulneración de derechos a menores.
Una de las mayores preocupaciones de los especialistas es que el maltrato y la violencia podrían ser provocados por los cuidadores o responsables, lo que implica que los niños durante el confinamiento en sus casas se encuentren en una situación de mayor vulnerabilidad.
«El confinamiento ha aflorado una cultura violenta, en donde los niños no son respetados, sino que son violentados incluso por los mismos padres, que son quienes los deben proteger y cuidar. Muchos niños se encuentran confinados con los violentadores», comentó Luisa María Batres, psicóloga.
La preocupación también persiste porque el confinamiento aún no termina e incluso para el siguiente año ya se ha anunciado que el regreso a clases será gradual, y que los estudiantes empezarán a asistir de forma irregular, que implicará más tiempo en casa.
Según Batres, una de las razones que podría estar generando maltrato infantil es el estrés generado por la misma pandemia, ya que alteraría los comportamientos agresivos y negativos en los adultos. «El miedo, la incertidumbre, la falta de empleo y la crisis económica son problemáticas que se han combinado para que muchos adultos tengan dificultades y tensiones que provocan prácticas de violencia y maltrato que recaen en los grupos más vulnerables, como los niños», explicó la especialista.
GRAVES CONSECUENCIAS
Los niños maltratados suelen sentirse culpables, avergonzados y confundidos; sobre todo si las personas que generan el maltrato son los padres. También muestran falta de autoestima, aislamiento, depresión y pérdida de interés en actividades cotidianas como los juegos. «Algo preocupante es que tienen una búsqueda desesperada de afecto.
Esto es peligroso porque los puede llevar a buscar afecto en cualquier persona. Los hace más vulnerables al abuso sexual, a la trata de personas y al consumo de droga», dijo Alexis Escolero, psicólogo.
Así también, explicó que por las experiencias de violencia las víctimas no desarrollan autocuidado ni autocontrol, que podría desencadenar que en el futuro repliquen las mismas prácticas de agresión que vivieron en su niñez. «Cuando sean adultos se pueden volver maltratadores, porque no van a tener autocontrol y al momento de resolver algo van a replicar el maltrato y el vacío afectivo con el que ellos crecieron», detalló Escolero.