Con mucho beneplácito y optimismo se conoció el pasado miércoles 28 de julio que El Salvador ha dado una vez más un avance determinante para el desarrollo integral de esta bella nación, con la firma y suscripción del convenio entre el director del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) y el ministro de Hacienda, para desarrollar obras de infraestructura encaminadas a mejoras educativas a escala nacional.
¿Cuál es el objetivo en este caso? Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos, tomando en cuenta la información base de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (Unesco), siendo este el 4.º Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) que sigue siendo un desafío multilateral para 2030.
De acuerdo con la información proporcionada por el BCIE, se trata del programa Mi Nueva Escuela, el cual fortalecerá la educación salvadoreña y alcanzará zonas desfavorecidas mediante la inversión de $200 millones. Beneficiará el nivel educativo de 55,401 estudiantes por año, que cursan preescolar, primaria, secundaria y bachillerato.
El trabajo que el Estado pueda desarrollar por la feliz consecución del ODS N.º 4 es de mucha importancia, porque incluye las condiciones de enseñanza de nuestros niños y mejora los métodos de aprendizaje, que son indispensables para un futuro más sostenible.
Las actuales condiciones de los centros educativos en El Salvador no son los más idóneos para brindar una educación de calidad y que los estudiantes puedan desarrollar sus habilidades en óptimas condiciones, para su aprendizaje. Esto se vuelve una cadena interminable, que con los años lo asume el Estado, ya sea en el sistema de salud, con temas relacionados a las drogas, alcoholismo, problemas mentales, o en el sistema de seguridad, con los altos índices de delincuencia, jóvenes categorizados ninis (ni estudian ni trabajan). Esto significa que este segmento poblacional no tiene la oportunidad para acceder a mejores oportunidades.
Este avance también se confirma con el orden de prioridades para el despacho de la primera dama, Gabriela de Bukele. También, siendo aprobado por la Asamblea Legislativa, dándoles el aval para el financiamiento y la ejecución de la política nacional para la primera infancia Crecer Juntos. Se recibe con mucho optimismo.
Para la primera infancia que accederá a estas oportunidades, es aquí cuando la cooperación internacional y su trabajo articulado con el Estado constituyen una ventana de oportunidades bastante relevante para el desarrollo nacional.
Debemos lograr la convergencia del pensamiento que la educación de calidad en El Salvador ya no es una opción, es prioridad. «La educación es la clave para alcanzar otros muchos Objetivos de Desarrollo Sostenible. Cuando las personas pueden acceder a una educación de calidad, pueden escapar del ciclo de la pobreza». (Fuente: Unesco).