Las autoridades de seguridad pública han aumentado la efectividad en el combate de la delincuencia. Gracias al Plan Control Territorial, ejecutado de forma diligente y contundente por la Policía Nacional Civil y miembros de la Fuerza Armada, se ha permitido garantizar la tranquilidad de los ciudadanos al enviar a prisión a más de 40,000 pandilleros y colaboradores. Sin embargo, la tarea nunca termina y el trabajo de policías y militares continúa en todo el país.
Al reducir drásticamente la delincuencia generada por las pandillas, quedan otros delitos que también son combatidos por las autoridades. Tal es el caso del asesinato a golpes de un árbitro de un partido de fútbol en la colonia Miramonte, en San Salvador. El detenido, Juan Manuel Cruz Lorenzana, resultó ser un pandillero, y al ampliar la investigación por el crimen de odio e intolerancia se descubrió que Cruz Lorenzana tenía muchísima droga en su casa, además de dinero producto del narcotráfico y teléfonos celulares utilizados para cometer delitos.
De la misma forma, las autoridades dieron respuesta al homicidio de un hombre trabajador que fue asesinado cuando distribuía harinas en Zacatecoluca. Los dos hombres que cometieron el crimen, Misael Alberto Hernández y José Luis Martínez, son parte de una banda criminal, informó la Policía. Ellos y sus secuaces, 14 en total, fueron capturados y están acusados de robo y posterior asesinato de Manuel de Jesús Vilorio.
Días atrás también fue capturado un hombre que fue grabado en video cuando agredía de forma salvaje a un adulto mayor a plena luz del día. Las autoridades detuvieron a Jorge Melara, odontólogo de profesión, en una exclusiva residencial de Nuevo Cuscatlán, y fue entregado al sistema judicial para su procesamiento.
Los tres son ejemplos de cómo las autoridades de seguridad pública llevan a cabo su trabajo de forma expedita para detener a criminales y delincuentes a quienes el Órgano Judicial impone las penas por los delitos cometidos.
Gracias a estos avances fomentados por el presidente Nayib Bukele, El Salvador está fuera de la lista de los países más peligrosos del mundo, ya que los gobiernos de ARENA y del FMLN lo habían llevado incluso al vergonzoso primer lugar, con hasta 105.25 asesinatos por cada 100,000 habitantes. El promedio durante las administraciones de los viejos partidos políticos estuvo por encima de los 51 muertos por cada 100,000 habitantes, lo cual era un escándalo internacional, porque había más asesinatos en el país que en naciones en guerra.
En cambio, desde la llegada del Gobierno del presidente Bukele, los homicidios han bajado y la tasa ahora es de 17.74 por cada 100,000 habitantes. Sin duda, falta trabajo por hacer, pero el camino que se ha recorrido ha sido extenso. Y no hay marcha atrás.