Desde antes que el coronavirus llegara a El Salvador, el presidente Nayib Bukele anunció medidas para estar preparados, restringiendo los ingresos de personas que provenían de los países donde se habían detectado contagios y luego ingresando a cuarentena a los nacionales que pudieron haber estado en contacto con potenciales pacientes.
Más tarde, la recuperación de la red nacional de hospitales fue una tarea titánica y a marchas forzadas, porque no solo se enfrentaron con la miseria que ARENA y el FMLN dejaron en las instalaciones (techos rotos, equipos obsoletos e inoperativos, nulo mantenimiento y un sinfín de carencias), sino también con el bloqueo que diputados de esos partidos y sus aliados hicieron desde la Asamblea Legislativa a las iniciativas de reorientación de fondos tanto para reparaciones como para la compra de medicamentos y nuevos equipos.
El Gobierno del presidente Bukele logró una excelente negociación con laboratorios internacionales que trabajaban en la investigación de una vacuna contra la COVID-19, además de mantener estrecha comunicación y colaboración con la Organización Mundial de la Salud, lo que permitió que el país fuera de los primeros en recibir los lotes de las vacunas autorizadas y, al mismo tiempo, se afianzó un suministro suficiente de dosis para inmunizar a la mayoría de los ciudadanos.
De este modo, mientras El Salvador iniciaba la vacunación, otros países de la región no tenían todavía la posibilidad de hacerlo. El presidente Bukele incluso donó vacunas a varios municipios de Honduras para resolver las necesidades de inmunización de esas comunidades.
Más de 12 millones de dosis de vacunas de diferentes laboratorios (Sinovac, Sinopharm, Pfizer, Moderna y AstraZeneca) han sido adquiridas, en su mayoría, por el Gobierno, y otro porcentaje ha llegado al país mediante el mecanismo COVAX de las Naciones Unidas (gracias a la cooperación directa de países como España, Canadá, Estados Unidos, Colombia y el Reino Unido).
Esto ha permitido que el plan nacional de vacunación se haya extendido ampliamente, con más de 166 puntos de administración, incluyendo el megacentro del Hospital El Salvador y tres autoservicios, además de las unidades móviles y, más recientemente, la iniciativa de casa por casa. Ya se está administrando la vacuna a extranjeros residentes en el país, independientemente de su estado migratorio.
Además, desde septiembre, la vacuna se administra a niños desde los seis años, y más de 300,000 personas han recibido la tercera dosis. Hasta esta semana, naciones de la región, como Costa Rica y Argentina, han anunciado planes para ampliar la vacunación a niños o empezar las compras de la tercera dosis. Estados Unidos todavía no ha empezado a vacunar a los menores de edad.
Sin duda, El Salvador está a la vanguardia de las naciones que mejor enfrentan la pandemia, y eso es una muy buena noticia para todos.