El artículo dos de la Constitución salvadoreña, en la parte final del inciso primero dice que toda persona tiene derecho a ser protegida en la conservación de los derechos y la defensa de estos.
Así mismo, el artículo 165 del Código Penal salvadoreño establece: «Que el que realice conducta sexual indeseada, por quien la recibe, que implique frases, tocamiento, señas, u otra conducta inequívoca de naturaleza o contenido sexual será sancionado con prisión de tres a cinco años.
El delito de acoso sexual es cometido a diario por muchas personas, pero este se ve invisible en las raíces del machismo y la misoginia (aversión a las mujeres o falta de confianza en ellas), que nuestra cultura ha ido permitiendo con el correr del tiempo.
Sin embargo, es una mala práctica que abre la puerta al cometimiento de delitos más graves, los acosos sexuales reiterados pueden pasar a otras agresiones sexuales, a lesiones físicas, a violaciones y hasta feminicidios. Es todo una cadena de delitos que podrían evitarse si se denuncia desde la primera fase.
Sus niveles pueden ser: verbal, no verbal, física, psicológica y conductual, que ejercería una persona sobre otra, cuando la receptora no desea estas implicaciones sexuales en el entorno personal o profesional. El objetivo directo o indirecto del acosador sería posicionarse en una situación de poder y control; atentar contra la dignidad de la víctima, intimidarla, humillarla y crear un ambiente inseguro, hostil u ofensivo.
Las situaciones donde puede producirse el acoso sexual son en la calle, en el trabajo, donde se estudia, etcétera. Normalmente, el acosador es alguien que goza de cierta superioridad física o jerárquica, por ejemplo un jefe en una empresa, un profesor, etcétera, que se aprovecha de su puesto para conseguir «favores sexuales» a cambio de recompensas que puede otorgar (un aumento de sueldo, aprobación de un examen, entre otros).
La sociedad ha sido permisiva ante estas acciones, que sufren más las mujeres que los hombres. Si denunciáramos cada caso de acoso sexual, de seguro pasaríamos en la policía, la Fiscalía y los tribunales todo el tiempo.
Las consecuencias del acoso sexual pueden ser psicológicas: sensación de intimidación y de estar siendo presionadas, inseguridad, inquietud, desgano para ir al trabajo, justificaciones y minimizaciones de lo que ocurre, aceptación del acoso e incluso hacer actos sexuales por miedo a las consecuencias, sentimiento de impotencia, indefensión aprendida puesto que creen que no pueden hacer nada ante la situación, sentimientos de humillación, culpa y vergüenza, baja autoestima, entre otros.
Cómo salir del acoso sexual del que eres víctima: contárselo a alguien de confianza, denunciar a las autoridades, pedir ayuda profesional tanto legal (abogados) como psicológica (perito psicológico y psicoterapeuta) para trabajar el trauma y los síntomas asociados, acudir a organizaciones especializadas o a grupos de apoyo.