«Lamentablemente, los que estuvieron al frente de las carteras de Estado como ministros o viceministros no tuvieron una visión holística y universal de la cultura y se limitaron solo a la restauración de edificios, a promover presentaciones de danza y teatro, que si bien es cierto son importantes, pero no se ha atacado el problema del deterioro de la cultura desde sus raíces y su estructura».
Todos sabemos de los titánicos esfuerzos que hacen las personas que se dedican al arte o son gestores de cultura para sacar adelante sus proyectos, especialmente durante esta pandemia. Esta crisis sanitaria ha afectado profundamente a los sectores de la industria creativa.
Durante muchos años los profesionales del arte, músicos, payasos, pintores, escultores, bailarines, actores y otros más, se convirtieron en el sector olvidado. Quienes en su mayoría se desempeñan en el sector informal fueron excluidos de la protección social por parte del Estado durante muchos años, lo cual hace muy difícil su sobrevivencia como grupos artísticos.
La Unesco recientemente publicó una guía para el establecimiento de políticas culturales que rescaten y fomenten el arte creativo cualquiera sea su expresión, proponiendo las medidas a adoptar en los casos de crisis, medidas que puedan satisfacer las necesidades más urgentes de los artistas y gestores de cultura, buscando fortalecer la resiliencia de la industria creativa y culturales del mañana.
La pandemia vino a afectar y a ampliar más los problemas de este sector, la falta de conciertos, espectáculos y festivales vino a agudizar más sus fuentes de ingreso, de tal manera que algunos han tenido que reinventarse en otras actividades para generar ingresos personales.
Lamentablemente, los que estuvieron al frente de las carteras de Estado como ministros o viceministros no tuvieron una visión holística y universal de la cultura y se limitaron solo a la restauración de edificios, a promover presentaciones de danza y teatro, que si bien es cierto son importantes, pero no se ha atacado el problema sobre el deterioro de la cultura desde sus raíces y su estructura, que desencadene los cambios sistemáticos necesarios y duraderos en el sector. Se han tenido durante muchos años a directores de las casas de la cultura que en su mayoría lo que menos han hecho es promover la cultura en sus comunidades por falta de conocimiento o por confort; hay que hacer algo al respecto.
No cabe la menor duda de que tenemos una profunda crisis en el arte y la cultura y esta pandemia vino a agudizar más la crisis financiera; sin embargo, como paradoja, es este sector el que más ha ayudado a sobrellevar el encierro. Debemos legislar «un estatuto para el artista» que le permita tener acceso a servicios sociales, créditos blandos o subsidios que le permitan mantener vivo el tejido cultural de nuestro país.
Países como Alemania, Francia e Italia se han pronunciado contundentemente para defender y apoyar la cultura y la industria creativa en esta etapa de la pandemia, tomando también medidas de previsión para la pospandemia. La ayuda proporcionada por el presidente Bukele contribuyó en gran manera a paliar la crisis económica del sector, pero se hace necesario que la comisión de cultura de la Asamblea Legislativa proponga medidas que vengan a resolver de una manera más estructural y permanente las dificultades de este sector, el cual es muy vulnerable en cualquier desastre.
Un ejemplo del abandono del arte y la cultura en El Salvador durante muchos años ha sido el proyecto de la sinfónica juvenil de oriente lenca, que quedó en el olvido a pesar de los múltiples ofrecimientos de apoyo de parte de diferentes ministros de Cultura y diputados de la Asamblea Legislativa que nunca se materializaron, dejando en el olvido a los grupos de niños y jóvenes que su gran anhelo era destacar en las artes, la música, la danza y el folclor en el oriente del país.
Los esfuerzos que el Lic. César Benedeto, director del proyecto de la sinfónica de niños y jóvenes, en busca del apoyo estatal siempre fueron en vano. Proyectos como este, tan importantes para la niñez y la adolescencia, han quedado en el olvido por la indiferencia y la poca atención que se le dio al sector de artistas y de la industria creativa de nuestro país.