El Parque Nacional El Boquerón actualmente es uno de los lugares preferidos por nacionales y extranjeros, no solo por su formidable cráter, su agradable clima y opciones gastronómicas que se pueden encontrar durante el camino, sino por su extensa vegetación y senderos donde las familias disfrutan de aire puro, además de las sorprendentes vistas.
Esta área natural protegida se encuentra a 1,950 metros sobre el nivel del mar y cuenta con un clima fresco templado durante casi todo el año, que varía de 18 a 22 grados centígrados durante el día y desciende hasta los 8 grados centígrados por la noche.
Esta condición atmosférica permite que la zona sea el hogar de gran variedad de flora como cartuchos, hortensias, begonias y muchas plantas más. Así mismo, en el lugar se puede encontrar diversidad de vida silvestre entre los que destacan armadillos, mapaches, venados y zorros.
La principal atracción del sitio sin duda es el exuberante cráter, con 1.5 kilómetros de diámetro y 558 metros de profundidad, que cuenta con cuatro miradores para disfrute de todos los visitantes.
Al fondo del cráter se puede apreciar otro pequeño llamado «Boqueroncito» una circunferencia de arena gris y escasa vegetación. Se estima que se creó después de la ultima erupción del volcán, registrada en 1917.
El Parque Nacional El Boquerón es un sitio ideal para los amantes de la naturaleza y la historia por lo que se convierte en un lugar imperdible en tu lista de lugares que debes visitar en El Salvador, y se ubica a tan solo 40 minutos de la capital.
Una visita responsable
Debes de considerar que el parque posee diversos senderos interpretativos para poder llegar hasta los puntos donde podrás apreciar los cráteres, por lo que se recomienda llevar suficiente agua y utilizar ropa y calzado adecuado para que tu experiencia sea completamente agradable.
Toma en cuenta que el lugar es una zona protegida, por lo que no está permitido bajo ninguna circunstancia depredar el lugar o extraer plantas. Cuidar y preservar el lugar es tarea de todos los que le visitan. Así mismo, es necesario que consideres que debido a la emergencia sanitaria por la COVID-19 es indispensable el uso de mascarilla.
Comprometidos a salvaguardar la salud de los visitantes, Corsatur, institución que administra el lugar, ha puesto a disposición de todos los visitantes estaciones donde puedes obtener alcohol en gel.
104 años de la última erupción del volcán de San Salvador
Según datos históricos de Ministerio de Medio Ambiente (Marn), la tarde del 7 de julio de 1917 tras unos pequeños temblores casi imperceptibles por la población, el volcán Quezaltepec, mejor conocido como volcán de San Salvador, entró en proceso de erupción.
Al evento se sumaron dos terremotos de gran magnitud, que de inmediato causaron estragos en la infraestructura de la ciudad capital, volviendo esa noche una verdadera pesadilla que interrumpió la paz y tranquilidad de los pobladores.
En una entrevista otorgada al Marn, el antropólogo Heriberto Erquicia relata cómo faltando 10 minutos para las 7 de la noche, entre sismos, desesperación y angustia el volcán «lanza la lava al noroeste, en el lugar que ahora conocemos como El Jabalí».
El flujo de lava recorrió aproximadamente 6.5 kilómetros, lo que dejó a su paso un aproximado de más de un millón de metros cúbicos de desechos volcánicos que aún son apreciables en el campo de lava.
Hay testimonios que relatan que en el fondo del cráter existía una laguna, que tres días después de haber hecho erupción el volcán comenzó a ebullir hasta evaporarse y desaparecer.
Como parte del ciclo eruptivo, el volcán expulsó ceniza lo que produjo la creación del cráter que hoy conocemos como «Boqueroncito».
Con gran historial eruptivo, el volcán de San Salvador aun está activo, por lo que constantemente se monitorea para detectar posibles riesgos.