El Consejo Nacional de la Primera Infancia, Niñez y Adolescencia (Conapina) ha fortalecido su capacidad de atención y respuesta con la creación de diversas estrategias y el fortalecimiento de sus líneas de trabajo.
Recientemente, la institución acreditó a 56 asociaciones y fundaciones sin fines de lucro que tienen programas y proyectos de atención a la primera infancia, niñez y adolescencia.
De acuerdo con las autoridades, esto permitirá un mayor alcance y una mejor cobertura en el territorio. Además, fortalece una de las nuevas estrategias de trabajo que es la acción preventiva.
Para la directora ejecutiva de la institución, Linda Amaya, ese cambio fue primordial, ya que evita que la niñez sea vulnerada.
«Desde enero de 2023 comenzamos a trabajar. Durante mucho tiempo, el Estado y la sociedad civil eran reactivos; es decir, esperaban que le sucediera algo a un niño, alguna vulneración, para tomar decisiones. Ahora, esto es distinto, tenemos acciones reactivas y preventivas», mencionó.
Por ejemplo, en el caso de los niños en situación de calle, el Conapina impulsa un plan de acercamiento que consiste en enviar equipos incógnitos para conocer en qué condiciones se encuentran, y posteriormente determinar cómo garantizar su resguardo y protección.
Esta es una nueva estrategia que se lleva a cabo para conocer la realidad sobre estos niños, pues antes la niñez no expresaba con confianza sus afectaciones.
Otro cambio significativo que se ha tenido es que se han integrado más instituciones al Sistema Nacional de Protección, con el apoyo de la Fiscalía General de la República (FGR) y la Procuraduría General de la República (PGR).
Con esta incorporación se evita la revictimización del niño afectado, ya que ahora solo debe contar una vez los hechos que le sucedieron, mientras que antes era cuestionado en múltiples ocasiones por diferentes personas.
Amaya reconoció que las pandillas marcaron a la niñez, por lo que muchos menores tuvieron que pasar en sus hogares sin la posibilidad de convivir. Además, hay casos de niños que fueron usados para cometer delitos. Por lo tanto, incorporan estrategias de sana convivencia en los centros de inserción.
«Cambiamos el enfoque de nuestros programas y del trabajo de los centros de inserción e integración social a nuestro cargo. El año pasado […] comenzamos un ejercicio de acercamiento entre los jóvenes [de un centro], y en nueve meses no hay ningún hecho [conflictivo]. Lo mejor fue que descubrimos que esos jóvenes tenían múltiples talentos», agregó.
Otro de los avances registrados en dichos centros es que prepararon la primera pastorela navideña y el pasado 18 de diciembre fue presentada al público y a las autoridades del Conapina. Los vestuarios y la escenografía la elaboraron los jóvenes.
El centro de reinserción de Ahuachapán ha permitido que adolescentes de la localidad aprendan oficios como la acuicultura y la mecánica automotriz, lo que les ha dado herramientas para que trabajen y tengan mejores oportunidades.
Adicionalmente, se han abierto oficinas en el extranjero, especialmente en países donde hay mayor registro de niños salvadoreños que viajan ilegalmente.
«Cuando se recuperan estos niños nos avisan a nosotros y hacemos el proceso de búsqueda de sus familiares en El Salvador. Ellos saben que al volver irán a un hogar seguro, y así cortamos el ciclo irregular migratorio», puntualizó.
Con todas estas medidas se busca garantizar la protección de la niñez, como lo establece la ley Crecer Juntos.