Con la dosificación de la evolución y el esfuerzo de años, nace la ley Crecer Juntos, que entró en vigencia el 1.º de enero del presente año. Dicha ley tiene por finalidad garantizar el ejercicio y disfrute pleno de los derechos de niños y adolescentes, para esto se establece la creación de un Sistema Nacional de Protección Integral de la Primera Infancia, Niñez y Adolescencia con la participación activa de la familia, la sociedad y el Estado.
La visión sistémica es trascendental en la transversalización y operatividad de esta ley, ya que establece el tema de primera infancia, niñez y adolescencia como un tema de interés y prioridad nacional; por lo tanto, la armonización de funciones entre los diferentes actores del sistema es fundamental para su desarrollo y eficacia.
Entre la amplia gama de derechos reconocidos en la ley, el derecho a la vida está orientado a vivir plena y dignamente, enfocándose en crear un escenario ideal e integral para el desarrollo de niños, y adolescentes en los ámbitos físico, mental, espiritual y social.
El Estado con gran responsabilidad e ilusión ha adquirido la obligación de crear políticas, estrategias, programas, proyectos y servicios, además de velar por la vida y la salud de la primera infancia, niñez y adolescencia con el acceso y la cobertura de la salud universal e inclusiva.
La promoción de la salud, la prevención de enfermedades, la reducción de la morbilidad y mortalidad materno-infantil, de la niñez y de la adolescencia es un tema prioritario para el Estado. Para la protección del derecho a la vida, la atención a la salud es fundamental. Esta debe ser orientada al abordaje prenatal y los cuidados necesarios que garanticen el bienestar de la embarazada, asimismo, la protección desde el instante de la concepción hasta el nacimiento.
Vivir dignamente es uno de los grandes objetivos. Esto comprende que nuestros niños y adolescentes tengan, entre otras cosas, una alimentación y nutrición balanceada, esta debe de ser suficiente para su óptimo crecimiento y desarrollo; la seguridad alimentaria es importante, el hecho de tener una vivienda digna, segura e higiénica, acceso al agua, a un saneamiento ambiental, servicios integrales de la salud, educación y protección, vestuario adecuado y suficiente, cultura, recreación y sano esparcimiento y programas sociales.
Hay mucho trabajo por hacer, pero sin duda el camino ya está iniciado. Lo anterior también bajo el enfoque del principio de corresponsabilidad, donde el bienestar de la primera infancia, niñez y adolescencia no es solo tarea del Estado, es también tarea de la familia y de la sociedad, es decir, de cada uno de nosotros.