La Fiscalía General de la República (FGR) nace oficialmente el 4 de marzo de 1952, pero como institución surge en 1939; forma parte del denominado Ministerio Público con la Procuraduría General de la República y la Procuraduría de Derechos Humanos. En 1992 pasa a dirigir los procesos penales, asumiendo monopolio de la acción penal. En el artículo 193 de la Constitución de la República se determinan las funciones y su actuación, en el numeral tercero se establece que «dirige» la investigación del delito con la colaboración de la PNC en la forma que determine la ley.
La FGR es una institución vertical, donde la figura del fiscal general se posiciona como la máxima autoridad, y el artículo 193 de la Constitución establece 11 mandatos y atribuciones a su investidura. Tanto en el interior de la institución como ciudadanos relacionados con la seguridad y el sistema de justicia sabemos a quién nos referimos con el indicativo de F-1, es a la figura del «hombre fuerte» de la denominada «fisca». Hablar o mencionar F-1 implica la autoridad y el poder de su cargo de acuerdo con sus funciones constitucionales.
Durante el presente siglo he podido dar seguimiento, investigar y publicar resultados, avances, desafíos y deudas de los fiscales generales. Rodolfo Antonio Delgado Montes recibió una institución con grandes retos, desafíos, deudas históricas y con muchos problemas. Un fiscal de carrera, que conocía las entrañas de la institución, desde su primer día se dedicó a trabajar y a planificar de manera estratégica, a ganar casos en sedes judiciales, no en las redes sociales, ni en la TV, y a un mes de finalizar su período me resulta complejo presentar los logros y objetivos sobrepasados. Intentaré destacar un resumen por espacio, y desde mi opinión, desde la justicia y seguridad, que ha desarrollado una gestión exitosa, logrando:
— Aceptar la invitación de la presidencia de la república y sumarse al Gabinete de Seguridad para brindar un invaluable apoyo y coordinación en beneficio del país.
— Desmantelar la operatividad de las pandillas criminales que operaban con impunidad en El Salvador mediante una investigación especializada y con efectividad en sede judicial.
— Lograr por medio de la efectividad del trabajo fiscal especializado y las investigaciones que 191 distritos del país no registren incidencia en el delito de homicidio intencional al finalizar octubre de 2024.
— En cuanto al total de casos iniciados en el período del 2 de mayo de 2021 al 31 de octubre de 2024, son 91,994, con 168,451 imputados, incrementando en más de 108 % el dato en relación con el período de la gestión anterior, y con una efectividad en sedes judiciales superior al 80 % del total de casos judicializados.
— Una recuperación de fondos a favor de las víctimas que superan los $72 millones, con semanas por delante, que representa más del 251 % en relación con la gestión fiscal anterior.
— Un incremento en el nivel de confianza de la ciudadanía al presentarse a sedes fiscales a interponer denuncia que supera el 67 % en toda la gestión actual.
— Resolver una deuda del edificio principal de la FGR que ahora es una realidad. La institución tiene ahora casa propia, digna de la FGR, un legado histórico y que refleja que se ocupó de las condiciones laborales para el personal. En las próximas semanas seremos testigos del corte de la cinta que deja años de negligencia y falta de capacidad de gestión.
— Conformar y consolidar un gran y talentoso equipo de trabajo especializado y administrativo a escala nacional.
— Modernización de la institución que ha incluido la entrega de flotas vehiculares con unidades del año a escala nacional.
El denominado F-1 en la actualidad se llama Rodolfo Antonio Delgado Montes, y se ubica como el fiscal general de la república más exitoso de la historia de la institución, que deja un tremendo legado y que merece, por sus resultados e indicadores de alto impacto, un nuevo período al frente de la institución. Ahora sí disponemos de una Fiscalía fuerte y justa.