Naufragio. Ese parece ser el resultado que el futuro le depara al barco del FMLN en las elecciones presidencial, municipales y legislativas de 2024, para las que aún no ha definido cuál será la estrategia política por seguir, pues en los comicios internos que debe efectuar por mandato de ley, las palabras «división» y «crisis» comienzan a tener más eco, ya que no existe claridad sobre cuáles acciones se deberán implementar para la próxima contienda.
Entre 2018 y 2021, el FMLN tuvo severos reveses políticos, al ver mermada su fracción legislativa a cuatro diputados, su fuerza municipal a una treintena de comunas y al perder la presidencia de la república.
Además, muchos de sus militantes que llegaron a ser funcionarios ahora enfrentan procesos judiciales por una variedad de delitos relacionados con la corrupción y el mal manejo de los fondos públicos. Encuestas de opinión pública difundidas en agosto pasado puntualizaron que el FMLN no alcanzaría ni un 5 % de respaldo de los votantes.
En la dirección interna del partido no han podido establecer un rumbo claro y reconocen que este «no está en un gran momento».
Lourdes Argueta, miembro de la comisión política efemelenista, dijo que «la mala imagen que dejaron líderes históricos sigue afectando ante la población».
El pasado 9 de octubre, las bases y la militancia del FMLN desarrollaron su convención para tomar decisiones políticas y se pregonó el concepto de «renovación», pero el cónclave no logró su cometido de acercamiento, muestra de ello es que el exdiputado Víctor Suazo no comparte la decisión de que no se pueden postular a cargos de elección popular más de dos veces.
Para los analistas políticos Tahnya Pastor, Marvin Aguilar y Misael Rivas, esa idea de renovación se contradice, ya que a los funcionarios actuales bajo la bandera del FMLN no les aplicaría la prohibición de reelección y podrían competir por un tercer período.
«Dicen que se van a renovar, pero se siguen viendo los mismos rostros de los comandantes. Eso no les ha gustado a algunos sectores en el FMLN», expuso Umaña. En tanto, Pastor reiteró que «no pueden seguir poniendo a esos militantes que tiene procesos judiciales, eso no es renovarse ni nada».
El rumbo del partido rojo es incierto y la percepción en la población no termina de favorecerle, ya que sigue generando rechazo y apatía por el legado político negativo que dejaron sus dos administraciones presidenciales entre 2009 a 2019, con Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén, prófugos de la justicia protegidos en Nicaragua.