Parece un cliché gastado, pero es la verdad: los salvadoreños tienen fama de no hacerle mala cara al trabajo, no importa en cuál país se encuentren, esa es su herramienta para triunfar, ser prósperos y ayudar a sus familias, que una vez dejaron para buscar nuevas oportunidades en el extranjero.
En Estados Unidos, los salvadoreños ponen a prueba su fama y desde temprano salen a sus labores en diversos rubros, algunos con dos empleos o con jornadas dobles.
El Centro de Estudios de Migración de Estados Unidos da cuenta de que los compatriotas laboran en construcción, jardinería, tiendas, acomodaciones para viajeros, restaurantes y otros servicios de comida. Otro sinnúmero más desempeña trabajos informales, como el cuido de mascotas, de adultos mayores y oficios artesanales como la mecánica, la soldadura y las tareas agrícolas.
Sin embargo, un número menor de salvadoreños ha logrado triunfar en medios de comunicación, instituciones del Gobierno, como personal sanitario y otros cargos importantes en organizaciones internacionales.
Incluso, últimamente conocimos el caso de un salvadoreño originario de La Unión que está a punto de embarcarse en un viaje al espacio, como astronauta de la NASA.
Esas ganas de trabajar honradamente de nuestros compatriotas los ha hecho aventurarse en labores diversas, no importando si son beneficiarios del Estatus de Protección Temporal (TPS) o están residiendo sin papeles; para estos últimos serán nuestros mayores esfuerzos para legalizar su condición migratoria.
Con el gobierno de Nayib Bukele, hemos comenzado la enorme tarea de conseguir las visas temporales de trabajo. Esta nueva herramienta legal nos da la fortaleza de enviar a Estados Unidos y a otros países del mundo, como Catar y Canadá, a compatriotas que tienen esa mística de laborar honradamente. España y Bélgica podrían sumarse a este ambicioso proyecto.
Por el momento, las visas temporales están centradas en trabajos relacionados con la construcción y la agricultura, pero serán ampliadas a otros rubros.
Para esas visas, cerca de 200,000 salvadoreños han aplicado, ya tenemos 5,000 precalificados y los primeros centenares ya viajaron a Norteamérica.
Esa fuerza laboral salvadoreña es la responsable de enviar al país $5,707 millones desde Estados Unidos, $59.5 millones desde Canadá, $23 millones desde España, $21.1 millones desde Italia y $6.6 millones desde Guatemala.
Ese dinero obtenido honradamente llega a millones de familias en todo El Salvador, concentrándose más en las zonas oriental y norte, es decir, entre los departamentos de Chalatenango, San Miguel, Morazán, entre otros.
Como decimos en nuestras tierras cuscatlecas, el salvadoreño es cachimbón para trabajar, y esa es su tarjeta de presentación, de la cual me enorgullezco representar como embajadora en esta gran nación que representa el sueño americano.