La rehabilitación es un proceso integral que durante el Gobierno del presidente Nayib Bukele ha sido priorizado para garantizar el acceso universal y gratuito de prótesis y ortesis para las personas con discapacidad.
De acuerdo con el jefe médico del Instituto Salvadoreño de Rehabilitación Integral (ISRI), Hugo Cordero, el taller de la Unidad Ortopédica se dedica a fabricar dispositivos de ayuda en general para la marcha y posturas corporales, con el objetivo de reducir el gasto energético del paciente al hacer una función, ya sea caminar, sentarse, acostarse, pararse o trabajar bajo ciertas condiciones.
«Todos nuestros productos son absorbidos por el presupuesto que año con año tiene el instituto para tal objetivo; de hecho, una línea presupuestaria dentro del ISRI corresponde a la fabricación de ortesis y prótesis. Quiere decir que cubrimos los costos de materiales, fabricación, revisiones, consultas médicas, y hay que sumar los procesos de rehabilitación previo y posterior a poner la prótesis», indicó Cordero.
La cobertura de los tres talleres ubicados en San Salvador, Santa Ana y San Miguel ha incrementado en los últimos dos años hasta en un 40 % en el número de usuarios que reciben estos dispositivos, que les permiten mejorar su movilidad. «Llegamos a una cobertura con los tres talleres que tenemos en el ISRI a una población anual de 3,000 personas. A esto hay que sumarle que estos dispositivos requieren de reparaciones, ajustes y pruebas, que son otras atenciones que se dan y que sumarían más de lo que se hace en el día a día en la fábrica», sostuvo Cordero.
La directora del Centro del Aparato Locomotor del ISRI, Marjorie Fortín, destaca que la atención que recibe cada paciente es personalizada, acorde con la situación particular que cada uno requiera.
«La ortesis nos sirve para corregir la posición de un miembro y poder hacerlo más funcional; en cambio, la prótesis lo que hace es sustituir un miembro. Como primera medida, el usuario tiene que pasar consulta, porque la prescripción es médica. Ya sea el ortopeda o el fisiatra evalúa al usuario y, dependiendo de su condición, va a prescribir el aparato», indicó Fortín.
Uno de los beneficiados con estos dispositivos fue Jairo González, quien viajó desde San Vicente para recibir la prótesis para una pierna, ya que se la amputaron debido a un caso de gangrena.
Él desde hace siete años busca ba la oportunidad de obtener una prótesis que le ayudara a caminar; sin embargo, el elevado costo del dispositivo en el sector privado no le permitió obtenerla. «Le doy gracias a Dios y a la institución que me ha ayudado con mi prótesis, porque ya tenía siete años y no podía obtenerla. En el sector privado valía $1,119 y las terapias allí costaban $6 y no alcanzaba para todo eso. Luego vine aquí y me la han donado, no me han cobrado ni un centavo», indicó González.
Otro beneficiario es José Alfredo Villavicencio, quien a sus tres años ya ha recibido terapias y dos férulas para las piernas que le ayudarán en el proceso para ponerse de pie.
«Él tiene osteogénesis imperfecta [los huesos se fracturan con facilidad] y un retraso psicomotor. Lleva tres años de estar en terapia. Es un gran beneficio porque tener que mandar a hacer las férulas sale caro», explicó Sara Villavicencio, madre de José.
De igual manera, Damaris Rivas es una paciente que recibió una férula (ortesis) para la rehabilitación de una mano, ya que después de haber padecido un accidente cerebrovascular (ACV) le fue indicado ese dispositivo correctivo.
«A mí me dio [el ACV] en 2019, ya voy para dos años. El proceso ha sido rápido para la entrega, no conlleva ningún gasto, solo transportarse hasta aquí. Estoy agradecida por toda la atención que me han dado», manifestó Rivas.
Al igual que ellos, la población con algún tipo de discapacidad o afección que requiera uno de estos dispositivos puede contactarse directamente al ISRI por medio del número de teléfono 6062-3488 para iniciar el proceso de evaluación, según sea cada caso en particular.