El museo del Louvre en París presenta a partir del miércoles una exposición inédita dedicada al italiano Cimabue (hacia 1240-1302), que revolucionó la pintura occidental y abrió el camino al naturalismo, pero cuya biografía sigue incompleta.
Titulada «Revisar a Cimabue. En los orígenes de la pintura italiana», incluye unas cuarenta obras, entre pinturas, algunas de las cuales recuperaron para esta ocasión su marco original, y raros manuscritos iluminados.
A través de un recorrido temático, la exposición pone de relieve la novedad de su manera de pintar entre 1280 y 1290: tratando de sugerir un espacio tridimensional, el realismo de los cuerpos y objetos de su época, inexistente hasta entonces, rompe radicalmente con las convenciones de representación heredadas del arte oriental, en particular de los iconos bizantinos.
Los cuadros de Cimabue se comparan con algunos de sus predecesores y sucesores, entre los cuales se encuentran Giotto y Duccio di Buoninsegna, para quienes fue un maestro y que se inspiraron en su ingenio narrativo.
Muchos de ellos han sido prestados por Italia.

Redescubrimiento
Dos cuadros, cuya restauración se completó a finales de 2024, constituyen el eje de la exposición.
El primero, la «Maestà», una monumental Virgen con el niño que llegó a Francia tras la invasión napoleónica y que finalmente fue cedida por Italia.
La obra ha sido calificada a menudo como «el acta de nacimiento de la pintura occidental» debido a la humanización de las figuras sagradas y a la búsqueda ilusionista del pintor, en particular en la representación del espacio con el trono visto de costado.
Su restauración dio «la oportunidad de descubrir detalles inéditos que ya no se percibían en absoluto, entre los cuales la sutileza de los colores, incluido el resplandor luminoso de los azules todos pintados en lapislázuli, y fragmentos de escritura árabe» explica Thomas Bohl, conservador del departamento de pinturas y comisario de la exposición.
Cimabue fue uno de los primeros artistas europeos en interesarse en la caligrafía árabe.
El segundo cuadro clave es el «Cristo burlado», una pequeña imagen que relata un pasaje de la vida de Jesús, cuando sufre burlas antes de su flagelación, adquirido en 2023.
Fue redescubierto en Francia en una casa particular en 2019 y clasificado como Tesoro Nacional.
Forma parte de un díptico del cual el Louvre reúne por primera vez los tres únicos paneles conocidos hasta la fecha. Los otros dos fueron prestados por la Galería Nacional de Londres y la Frick Collection de Nueva York.
«Cimabue ancla la composición en la vida cotidiana de su tiempo, atreviéndose a vestir a los personajes con ropas de su época. Se hace así eco a las preocupaciones de los franciscanos, promotores de una espiritualidad más interiorizada e inmediata», precisa el comisario.