Victor Osimhen, gran ausente de la ida de cuartos de la Champions perdida 1-0 ante el Milan, es la gran esperanza del Nápoles para remontar la eliminatoria, este martes en un estadio Diego Maradona rendido a un equipo sin experiencia en estas alturas europeas.
Por primera vez en cuartos de la Champions, las semifinales no están tan lejos para un equipo de Luciano Spalletti ya ganador virtual del tercer Scudetto de su historia.
En la ida el arquero titular de la selección francesa Mike Maignan fue el gran protagonista del triunfo milanista con un puñado de paradas destacadas frente al ataque napolitano.
Pero en la ciudad sureña se encontrará con Osimhen, que no jugó el miércoles debido a una lesión en un aductor. El sábado ya disputó 20 minutos en el desabrido empate sin goles ante el Hellas Verona.
«Está bien volver», dijo el nigeriano, que no marcó pero que estuvo cerca, con una volea que se fue al larguero.
Sin su atacante estrella -21 goles en Serie A, máximo goleador, y 4 en Champions-, que volvió lesionado de la última concentración de Nigeria a finales de marzo, el Nápoles ha carecido en las últimas semanas del elemento diferencial, capaz de ofrecer profundidad y eficacia.
Ola de entusiasmo
Sin su ariete, el Nápoles perdió dos veces ante el Milan, 4-0 en la Serie A en casa el 2 de abril y en San Siro el miércoles. Allí el medio ofensivo Eljif Elmas jugó como titular de ‘falso 9’ debido a la lesión del otro especialista de la plantilla, el argentino Giovanni Simeone.
«Osimhen tiene ese físico al que le puedes lanzar la pelota al espacio y la conserva», recordó el sábado Spalletti.
«Y además cuando entra provoca una ola de entusiasmo en el equipo, son jugadores hechos de otra pasta», añadió, consciente de la dependencia del jugador de 24 años, autor de 53 goles en 91 partidos desde que llegó en 2020
En Nápoles el antiguo jugador del Lille ha tenido que hacer frente a varias lesiones, relacionadas con su compromiso total en el juego.
Este año ha encontrado como socio al extremo georgiano de 22 años Khvicha Kvaratskhelia. «Es un tipo increíble y un jugador increíble, tiene un largo camino por delante, es capaz de ganar el Balón de Oro», dijo ‘Osi’ a principios de marzo.
La pasión napolitana por Osimhen se percibe en el estadio y en las calles de la ciudad, con una afición que ha convertido su máscara de protección, que porta desde un violento choque con Milan Skriniar, del Inter, la pasada temporada, en un símbolo del equipo.
«Cuando llegas a Nápoles te enamoras todavía más del fútbol porque la vida entera de la gente está basada en este juego y en el apoyo al equipo. Poder ofrecerles algo de lo que se acuerden es una gran misión para mí», explicó Osimhen, a punto de firmar el primer Scudetto 33 años después del segundo que ganó el Nápoles con Diego Maradona en el campo.
El estadio napolitano, con 55.000 espectadores volcados, intentará que la fiesta en la Serie A se extienda a la Champions, con una primera presencia en semifinales remontando ante todo un Milan y sus siete ‘Orejonas’ en sus vitrinas.