Quizá haya experimentado una serie de cambios y ha escuchado de movimientos que involucran la tecnología a nuestro alrededor. Mark Zuckerberg anunció el Metaverso, Elon Musk y Jeff Bezos se encuentran en una carrera espacial. Cada vez la inteligencia artificial se encuentra más cerca. Puede que estas y otras situaciones no le interesen, pero tarde o temprano tendrán alguna influencia en su vida.
Los nuevos líderes son valientes y se animan a pensar de una manera diferente. Reflexione: ¿cuál es una de las últimas noticias a la que se ha resistido? Quizá ha pensado «esas son patrañas, locuras, tonterías»; quizá debería reconsiderar, porque la experiencia nos muestra que muchas de esas locas ideas ahora son realidad y esa resistencia mental podría mostrar que nos estamos negando a evolucionar y, como sabrá, las especies que sobreviven son las que se adaptan.
Así es, la siguiente afirmación le sonará retadora, pues su nivel de innovar, adaptarse y/o permitir nuevas maneras de hacer las cosas e iniciar determina su nivel de liderazgo.
Las personas que siguen aplicando las viejas respuestas, lo acostumbrado, únicamente logran obtener los mismos resultados. Seguir a su competidor que le aventaja o encontrarse a su nivel, si quiere realmente llevar la delantera, ser el líder, tendrá que apostarle a mucho más, tendrá que salir de la zona de confort en cualquiera de las áreas en las que quiera impactar.
En la consultoría empresarial es común ver a personas con gran potencial que han tenido excelentes resultados, pero tienen un freno que las limita al promedio: temen innovar, temen equivocarse al innovar. Dentro de esta situación es común identificar que sus resultados no vayan más allá. Usted podrá negar mi afirmación aduciendo que ellos pueden porque son grandes empresarios o grandes celebridades. Lo cierto es que han sido personas que se han arriesgado; de hecho, han sufrido grandes fracasos, han tenido miedo, pero han sabido manejarlo para continuar.
En fin, ¿cuál es su nivel de liderazgo? ¿Ha tenido miedo? Todos lo tenemos, pero no todos nos quedamos sin movimiento y, desafortunadamente, no todos somos líderes.