La Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), por medio del Instituto Universitario de Opinión Pública, presentó la semana pasada un estudio que mide las preferencias electorales de cara a 2021.
Aunque algunos de sus representantes, a pesar del estudio mismo, buscaron matizar y bajarle volumen a los resultados porque no les eran agradables, hay joyas de conclusiones que no pueden ser ignoradas por nadie que se respete a sí mismo. Hay una realidad, una sola, y tiene que ver con la claridad que tienen los salvadoreños de por quién van a votar el próximo año.
«Conocer las opiniones ciudadanas de cara a las elecciones municipales, legislativas y del Parlamento Centroamericano» fue el propósito de la encuesta. De entre todos sus datos, podemos concluir lo siguiente como una verdad irrefutable: los salvadoreños le darán su voto de confianza al partido Nuevas Ideas, y con eso terminarán de ponerle la lápida a los partidos tradicionales, particularmente a los del bloque ARENA-FMLN, que han pasado más de un año queriendo obstaculizar el trabajo del presidente Nayib Bukele.
Según la UCA, «entre las personas que indicaron que marcarán bandera y bandera con la preferencia de fotografía de candidatos, las intenciones de voto son lideradas por el partido Nuevas Ideas (64 %)». ¡Imagínense: 64 % de preferencia! La cifra es impresionante no solo por su valor en sí misma, sino porque sus más «cercanos» perseguidores están a una distancia abismal.
Tengo ya varios años en política, por ello, tengo la suficiente claridad en decir que este fenómeno político no tiene precedentes. El apoyo de las mayorías al proyecto de país del presidente Nayib Bukele significa un antes y un después en la construcción social de lo que entendemos por nación. Materializa los deseos de los salvadoreños de mejorar su vida, de cambiar su país, de hacer de su futuro un lugar de oportunidades para todos.
La misma encuesta señala, además, que en cuanto a alcaldes, los salvadoreños prefieren en un 44 % a los candidatos de Nuevas Ideas. Y si se juntan las preferencias de ARENA y el FMLN, sus números no llegan ni al 17 %. Si esto no es un mensaje claro de la población, no sé qué lo será. Significa, en general, que estamos a las puertas de un cambio radical en la Asamblea Legislativa y también en las alcaldías de todo el territorio nacional.
Este país renovará su política pública, renovará sus instituciones. Además, le dará su merecido a funcionarios oportunistas de partidos tradicionales que por años trabajaron únicamente para favorecer sus patrimonios particulares.
No hay vuelta atrás. Y es por eso que, en los últimos meses, debido a la agonía de la vida política de diputados y alcaldes areneros y efemelenistas, el sistema parece cerrarse con una estrategia ridícula: quieren atacar, obstaculizar y tirar toda su inmundicia al pueblo salvadoreño. Pretenden narrar un caos inexistente con intenciones electorales. No comprenden que lo que el pueblo tiene en mente para la próxima elección está fundamentado en el deseo colectivo de transformar la patria de todos.