La democracia se defiende con ideas, y una de las cosas que nos ha demostrado la historia reciente del país es que la guerra que surgió para defender la idea del «hombre nuevo» terminó en una total decepción. Nadie puede negar las causas históricas que motivaron el conflicto armado en El Salvador, las cuales, de hecho, siguieron sin ninguna perturbación después de que las cúpulas de los dos bandos en guerra firmaron la paz.
Una serie de instituciones que surgió de los Acuerdos de Paz empezó a ser manipulada y desnaturalizada. Vemos a la Procuraduría para los Derechos Humanos (PDDH) dirigida por alguien que no oculta su militancia, dedicado a acompañar los lineamientos del partido en lugar de defender a la población.
La Policía Nacional Civil (PNC) fue repartida como un botín entre los miembros de los grupos armados en conflicto, al punto de crear «cuotas» para cada uno. Fue con el paso de los años, y gracias a la profesionalización de sus integrantes, que la PNC logró convertirse en un aliado de la ciudadanía. Sin embargo, durante poco más de 25 años estuvo organizada en función del partido en el poder: ARENA dejaba a los policías que provenían de la Fuerza Armada o de la Policía Nacional, en tanto que el FMLN puso a excomandantes guerrilleros al frente de la institución.
Los hombres y las mujeres que pelearon desde el lado de la guerrilla esperaban recibir justicia con la llegada del FMLN al poder, pero pasó una década y siguieron esperando el reconocimiento, las pensiones dignas y el apoyo estatal.
Con el paso del tiempo hemos visto cómo los intereses que una vez llevaron a usar las armas en contra del adversario ahora los terminan uniendo en torno de un proyecto genuinamente popular, al que consideran como la más grave amenaza de su «statu quo».
La guerra fue un negocio para las cúpulas en ambos bandos, y lo mismo fue la negociación de la paz. Ha sido el pueblo el que ha puesto la sangre, y es el que ahora demanda una verdadera transformación del Estado para que esté al servicio de todos y no solo para unos privilegiados.
Con la firma de los acuerdos entre las partes no llegó la paz, incluso hubo más muertos en los gobiernos de ARENA y del FMLN que durante los 12 años de conflicto armado. Es a partir de 2019, cuando se puso en marcha el Plan Control Territorial, que se ha registrado una reducción de la violencia homicida. Es el inicio de las transformaciones, y estamos a pocos días de profundizarlas.