Las redes sociales son especiales en nuestro tiempo; podríamos decir que definen mucho acerca de nuestras preferencias y la toma de decisiones. Es por lo que se creó el famoso algoritmo de predilecciones y preferencias sociales que mide nuestro nivel de atención, preferencias y gustos. Como le llamamos en la programación neurolingüística nuestros niveles neurológicos.
El algoritmo funciona muy sencillo: cuando vemos el contenido de las redes sociales sin necesidad de tener una reacción, solo con el tiempo que le dedicamos le damos información al algoritmo, pues cuenta el tiempo que dedicamos a una publicación o video y los famosos botones de «like», me encanta, me importa, tristeza, risa y alegría, que para el algoritmo son solo datos de información que nosotros nutrimos con nuestras elecciones y la dedicación de tiempo.
Nosotros para el algoritmo solo somos un número, un usuario más del que saca una estadística de nuestras acciones y conoce incluso mejor nuestro inconsciente que nosotros mismos, porque lleva un registro muy detallado de nuestras acciones en las redes sociales.
Por eso sabemos que el tiempo es dinero y, mejor aún, es lo más valioso que podemos tener; sin embargo, solo saber el poder que le damos a las redes sociales nos podría hacer más conscientes de cómo invertimos nuestros pensamientos, nuestro tiempo y nuestras acciones.
Para los emprendedores es importante saber cómo utilizamos el tiempo, pues es un hecho que las redes sociales son un mundo real en nuestro mundo real, puesto que utiliza los sistemas sensoriales de la visión y el audio que captan mucho más la atención del ser humano. Por eso, recuerden que la luz es más rápida que el sonido, y las redes sociales lo saben explotar perfectamente bien utilizando ambas.
Ya sabemos que las redes sociales reflejan mucho de nuestras preferencias al dedicarle tiempo y opinar, pero no definen tanto lo que compartimos, puesto que son segmentos muy pequeños de nuestro pensamiento consciente los que dan los famosos «likes» y comentarios.
Estamos en una era en la cual tenemos sobreinformación, pero de esta información mucha es sinsentido, ya que no nutre el cerebro de forma adecuada para la formación y la educación, afectando la memoria temporal del cerebro que se sobresatura y decide que, en vez de comer saludable, pedirá comida rápida.
La fortaleza del emprendedor está en su elección, esa elección que lo lleva a decidir en qué es mejor invertir su tiempo, sus predilecciones y, mejor aún, saber cómo utilizar las redes sociales para el compromiso de su negocio y el crecimiento personal como profesional.
Muchas veces nuestras acciones son inconscientes, por no decir la gran mayoría, por eso actuamos como lo hacemos día a día; pero podemos reprogramar nuestras acciones, nuestros pensamientos, con herramientas de última generación, como es la programación neurolingüística que trabaja por medio de los niveles sensoriales en asociación con comportamientos, aprendizajes y estímulos que cambian nuestros hábitos y percepciones de manera más rápida cuando estás con el profesional ideal.
Sé un emprendedor, pero de los que marca la diferencia no consumiendo información, más bien compartiendo información, generando productos y contenidos para que nuestro país crezca siendo productores de contenido, productos e información, y dejar de ser un país consumidor. Sigamos el ejemplo de países que decidieron más crear que consumir.