El Salvador tiene una de las tasas más altas de muertes por alcohol en la región centroamericana, 27.8 letalidades por cada 100,000 habitantes, según un estudio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en 10 países latinoamericanos.
De acuerdo con Roberto Cook, coordinador de un Centro de Prevención y Tratamiento de Adicciones (CPTA), del Fondo Solidario para la Salud (Fosalud), estos datos posicionan al país bajo una epidemia de decesos por el consumo de esta sustancia.
«Quiero decirles que arriba de 10 muertos por cada 100,000 habitantes se considera una epidemia, o sea que nosotros estamos en una epidemia de personas que mueren por efectos del alcohol, ya sea por intoxicaciones, accidentes [de tránsito], suicidios; o por daños en su organismo, cirrosis, sangramiento de tubo digestivo superior y tantas otras causas de muerte que puede tener una persona con consumo problemático de alcohol», aseveró Cook.
De igual manera, agregó: «Los tres países del Triángulo Norte, El Salvador, Guatemala y Honduras, resultaron ser los que tenemos más cantidad de muertos provocados por alcohol. El país centroamericano con menos muertes por alcohol es Costa Rica».
El alcohol ha sido catalogado como «una sustancia nociva» por la OPS, el cual afecta a hombres y mujeres, jóvenes y adultos sin distinción de estatus social, cuyos efectos pueden manifestarse a corto y largo plazo.
«En términos generales, la evidencia indica que no existe ningún límite seguro; de hecho, el riesgo de daño para la salud aumenta con cada vaso de alcohol consumido», se lee en un documento informativo publicado por la OPS en su sitio web.
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El impacto que tienen las muertes a causa del alcoholismo es tal que junto con los fallecimientos provocados por el tabaco suman 11 millones, con lo que superan las cifras de letalidades ocasionadas por otras causas.
«Entre tabaco y alcohol aproximadamente mueren 11 millones de personas al año; 7.5 millones por tabaco y 3.5 millones por alcohol. Las muertes que ocasionan estas enfermedades son más que todos los accidentes, homicidios, suicidios y que todas las personas que mueren por VIH», aseveró Cook.
ALCOHOLISMO Y LA COVID-19
El consumo excesivo de alcohol aumenta el riesgo de síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA), una de las complicaciones más graves de la COVID-19. Por lo que en este marco, la OPS emitió recomendaciones para las personas con padecimientos crónicos en cuanto al consumo de bebidas alcohólicas (cerveza, vino, licores de hierbas y otros licores), y desmintió algunos mitos generados entre la población con la llegada de la pandemia respecto al consumo de alcohol.
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En cuanto a las recomendaciones, la OPS indicó que se debía evitar la ingesta de este tipo de bebidas para prevenir el debilitamiento del sistema inmunitario y aumentar el riesgo de contagios con el virus. También sugirió que se disminuya la visita a lugares donde el distanciamiento no sea el adecuado, como bares, discotecas y restaurantes.
Con respecto a algunos de los mitos que fueron aclarados por la entidad está que «el consumo de bebidas alcohólicas destruye el virus que causa la COVID-19». Por el contrario, el daño ocasionado al organismo de cada persona puede desencadenar cáncer.
«Según algunos informes periodísticos y fuentes de carácter anecdótico, en algunos países ya se han registrado durante el brote de la COVID-19 muertes relacionadas con la ingestión de este tipo de productos alcohólicos, debido a la creencia errónea de que podrían aportar algún tipo de protección frente al virus», agrega el documento de la OPS, respecto a la relación que existe entre el consumo de bebidas embriagantes y la actual pandemia.

FOTO: Francisco Campos.