Tres tipos de plantas de cacao de alta calidad preparadas en laboratorio y surgidas de una investigación en 200 fincas a nivel nacional se injertarán en cultivos para dar un nuevo impulso a la cosecha del grano en el país, informó el Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria (Centa).
De acuerdo con Eufemia Segura, investigadora del programa de Frutales y Cacao del Centa, el plan tecnológico tiene el objetivo de dispersar «germoplasma de élite» para que los productores lleven sus cultivos a un máximo rendimiento.
«Desde el Centa, se implementa el programa estratégico de investigación, para la transferencia tecnológica en sus áreas de influencia, este año se liberarán tres clones de cacao salvadoreño, con características promisorias de producción y calidad para mejorar las plantaciones mediante su injertación», aseguró la investigadora.
Agregó que el objetivo de la creación del banco de cacao es «evitar que se pierda nuestra herencia cacaotera».
En este sentido, la institución prepara un vivero con 50,000 plantas ya evaluadas que serán entregadas a productores y así establecer una ruta para satisfacer la demanda nacional.
Datos del Centa indican que El Salvador es uno de los principales consumidores de cacao en Centroamérica y que el 90 % del producto que se consume se importa, principalmente de Nicaragua.
El documento «Avances y desafíos del sector cacaotero de El Salvador», publicado el pasado enero por la Alianza Cacao El Salvador y el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), destaca que El Salvador importa 1,000 toneladas anuales de cacao y subproductos, equivalente a $20 millones, mientras que las exportaciones apenas alcanzan las 32 toneladas por año.
El mismo informe indica que el país cuenta con unas 86,901.5 hectáreas de tierras aptas para la cacaocultura en Santa Ana, Sonsonate, La Libertad, Cuscatlán, La Paz, San Vicente, Usulután, San Miguel y Morazán.
Según el MAG, se registran 42 explotaciones en el país y 35 fincas con cacao de alta calidad. La producción nacional llega a 500 toneladas por año. En 2019 la institución contabilizaba un total de 8,493 productores de cacao en El Salvador, con 10,332 manzanas y un área productiva 1,403 de las cuales se cosechaban 363,091 quintales anuales.
Cooperativa Los Izalcos
El chocolate se ha convertido en una fuente de ingresos para unos 25 pequeños productores de cacao de los municipios sonsonatecos de Caluco, Izalco, Nahuizalco, Nahulingo y San Antonio del Monte asociados en la Cooperativa Cacao Los Izalcos.
La cooperativa liderada por la ingeniera agroindustrial Gloria Herrara, distribuye la marca «Noya Chocolate» que con su lema «Amamos el chocolate, amamos a nuestra gente» resalta en su línea gráfica el colorido, textiles, naturaleza y tradiciones de la zona de los izalcos.
Gloria explicó que detrás de un chocolate que se ofrece en una tienda «hay un trabajo inmenso», que una planta tarda hasta seis años en producir y que los procesos de transformación y producto terminado llevan más de 20 días.
La cooperativa fabrica desde chocolate de tablilla, mantecados y cacao en polvo hasta unos 40 productos de chocolatería fina más sus presentaciones, algunos incluso son endulzados con stevia recomendados para dietas.
«El valor agregado que como cooperativa ofreceremos es que no pensamos en comercializar solo el grano, sino en transformarlo y así generar trabajo a partir de la cadena de valor», afirmó la presidenta.
Los Izalcos ha exportado lotes pequeños de producto terminado a Japón y para este 2022, tiene planeado exportar a Estados Unidos y abrir su propia tienda física.
Artesana del chocolate
Por siete años, Raquel Artiga ha elaborado chocolatería fina en la planta de la Cooperativa Los Izalcos, gracias a este oficio, ha llevado el sustento a su hogar y sacado adelante a sus hijos.
«Me encanta trabajar con cacao, con lo nuestro, porque antes del café, era el cacao», afirma Raquel, acompañada por su hija Angélica Palma.
La artesana asegura que ha pulido sus habilidades con capacitaciones dentro y fuera del país y que ha transmitido su conocimiento a otros chocolateros. «No nos hemos quedado solo con el conocimiento, es satisfactorio enseñarles a las personas lo que uno sabe» valoró.
Asimismo, dijo que sus productos son artesanales y buenos para la salud «no utilizamos ningún tipo de químico ni preservante, damos a las personas un producto de calidad», afirmó.