Lo que está pasando alrededor de la iglesia El Calvario, en el centro de San Salvador, es una buena metáfora de las transformaciones en todo el país.
Poco a poco está resurgiendo en toda su majestuosidad el templo católico que había estado oculto detrás de puestos informales en los que se practicaban artes oscuras y se invocaba a espíritus del mal, como lo prueban los hallazgos de muñecos usados en esos rituales enterrados debajo de los locales en los que se vendía mercadería relacionada con la brujería y se practicaban hechizos.
Con el proceso de reordenamiento y modernización del Centro Histórico —iniciado cuando el ahora presidente Nayib Bukele era alcalde de la capital—, San Salvador se está transformando, recuperando sus joyas arquitectónicas ocultas tras décadas de desidia y malas administraciones y, al mismo tiempo, invirtiendo en nueva infraestructura.
La iglesia El Calvario se libera de las ventas informales, cuyos propietarios aceptaron el desalojo de forma voluntaria, mostrando la belleza de un templo que empezó a edificarse en 1660.
Así como El Calvario recupera la belleza, El Salvador recupera la seguridad que durante décadas le fue arrebatada debido a las componendas que ARENA y el FMLN tuvieron con la delincuencia y el crimen organizado. Gracias a la efectividad del Plan Control Territorial y del régimen de excepción, decenas de millares de pandilleros y colaboradores de estructuras delictivas han sido enviados a prisión, permitiendo la desarticulación de bandas que operaban en el Centro Histórico de San Salvador, donde controlaban el contrabando, el robo y el hurto, además del tráfico de drogas y sicariato.
El párroco de la iglesia El Calvario, Élder Romero, reconoció en un programa de entrevistas de Canal 21 que antes de la intervención de la alcaldía de San Salvador y de la mejora en seguridad debía cerrar el templo a las 6 de la tarde. Ahora, en cambio, puede permanecer abierto más tiempo por la noche y se están organizando visitas guiadas para explicar la grandeza e historia del templo.
Hay mucha ilusión porque esta Semana Santa será la primera en varias décadas que las procesiones podrán recorrer las calles en toda su amplitud, liberadas de los puestos ilegales.
A escala nacional, las mejores condiciones en seguridad pública han permitido la llegada de más turistas, que se dejan maravillar por los atractivos naturales y culturales que ahora están disponibles para ser visitados cualquier día a lo largo y ancho del territorio.