Entre lágrimas, anécdotas, risas y mucha nostalgia se desarrolló la ceremonia de despedida del comisionado general de la Policía Nacional Civil (PNC), Mauricio Arriaza Chicas, cuyos restos descansan en el cementerio Jardines del Recuerdo en San Salvador.
Su esposa, hijos y resto de familiares brindaron palabras en su memoria, y contaron anécdotas, consejos y un sin fin de experiencias compartidas por el jefe policial, quien será recordado como un héroe nacional que ofrendó su vida haciendo lo que más le gustaba: servir y proteger a la población ante todo.
«Este hombre, no solo fue un servidor público, fue un visionario que entendió que la seguridad no es solo el trabajo de los cuerpos policiales, sino una misión comprometida con las diferentes instituciones del Estado y con los ciudadanos», fueron las palabras iniciales del evento a cargo del comisionado Waldemar Flores Murillo, director de la Academia Nacional de Seguridad Pública, ANSP.
El jefe policial aseguró que darán continuidad al legado de Arriaza Chicas de seguir luchando por la justicia, la paz y la seguridad.
Acto seguido, vendría la intervención de la esposa del director, Claudia Figueroa, que agradeció la respuesta y el apoyo brindado por el pueblo salvadoreño para sobrellevar este momento.
«Agradecemos que estén apoyándonos en nuestro dolor con nuestra pérdida; gracias a todos, a la familia y amigos. A todos aquellos que conocieron a mi esposo en algún momento, trabajaron y compartieron con él muchas gracias. Hemos recibido muestras de cariño grandemente», comentó.
También hubo intervención de sus hijos, quienes con mucho orgullo, y sentimientos encontrados describieron con anécdotas lo buen padre y amigo que era el comisionado Arriaza Chicas. Aún consternados, los jóvenes aseguraron haber tenido en su padre una fuente de inspiración y ejemplo.
Asistieron al entierro el ministro de Justicia y Seguridad, Gustavo Villatoro; el ministro de Defensa, René Francis Merino Monroy; el fiscal general, Rodolfo Delgado; el presidente de la Asamblea Legislativa, Ernesto Castro y su esposa la ministra de Vivienda, Michelle Sol, entre otros.
Los restos del jefe policial permanecieron en la capilla ardiente de la ex Casa Presidencial, en San Jacinto, luego fueron trasladados hasta el cementerio Jardines del Recuerdo, al sur de la capital donde cientos de personas le dieron el último adiós.
«Hoy, no solo despedimos a un líder, también honramos a un héroe libertador, cuya valentía, disciplina, lealtad y determinación transformaron el rumbo de nuestra historia», afirmó el director de la ANSP, Flores Murillo.