Una noticia que alienta y motiva a los empresarios es el recién lanzamiento del fideicomiso por parte del Gobierno de la República, que llega en el momento en que muchos negocios en el país, como en el mundo, se han visto afectadas en su economía y que buscan volver a lo que los caracteriza.
Los últimos meses fueron intensos y desgastantes para todo el sector empresarial como tal, desde el negocio más humilde hasta los consorcios con estructuras internacionales que, pese a tener un robusto músculo financiero, también han pagado una alta cuota en supervivencia.
Los registros oficiales indican que las 37,000 compañías aglutinadas entre las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), seremos el blanco de la inyección económica dividida entre subsidio para el pago de planilla por dos meses y líneas de créditos blandos, bajo condiciones jamás experimentadas en el país.
Para algunos analistas, el tema del subsidio llega fuera de tiempo, ya que según ellos este fondeo debió de realizarse meses atrás; sin embargo, son diferentes las razones y argumentos de los colores políticos que a diario nos desayunamos o escuchamos.
Hay una realidad que se vive día a día, y solo para los que estamos buscando la mejor salida, podemos entender que esta medida abriga esperanza por seguir adelante y no fracasar.
Como empresa tuvimos que reinventarnos en los meses más oscuros de la pandemia ya que nuestras ventas, en comparación con el 2019, estuvieron muy lejos de las proyecciones trazadas para este nuevo período.
El presidente Nayib Bukele, durante su discurso en compañía del titular de Bandesal, dijo que hay dos formas de enfrentar la crisis: «una es contraer y la otra es impulsar». Ahora esperamos que esta medida sea un antídoto ante los efectos generados por la pandemia.