Da igual que se vista de blanco o celeste, Alianza conoce su manual de estilo, ha memorizado su receta, y después de las primeras dos jornadas del Apertura 2020, su traje luce sin manchas ni arrugas: dos partidos jugados, dos partidos ganados; los goles los reparte de tres en tres.
De blanco, le recetó 3-0 al Santa Tecla en su debut y, la noche del sábado, repitió la dosis, de celeste, a los alacranes del Chalatenango, quienes doblaron rodilla sobre la grama de El Sombrero y con su hinchada siendo testigo en primera línea.
Ante los «duros del norte», a los elefantes les faltó soltura, mostraron rigidez en demasía, pero les sobró actitud y fueron efectivos en la pegada: tres remates a portería tres goles, suficientes motivos para celebrar.
Los alacranes fueron todo lo contrario, se movieron como acordeón ejecutando un ballenato, pero carecieron de aguijón, llegaron con la mirilla del rifle torcida y terminaron disparando a las nubes del cielo chalateco.
El duelo no pudo empezar de peor forma para el español Juan Cortés y su armada paquiderma; en los primeros 10 minutos, si es que consiguieron tocar la pelota, fue para alejarla de su área y, en el primer cuarto de hora, ya estaban en inferioridad numérica.
Michell Mercado, uno de los referentes de Alianza en el ataque, fue extrañado del terreno de juego por doble amonestación y, en adelante, como cosa extraña del fútbol, el más afectado fue Chalatenango, que inexplicablemente se quedó a ver como su rival afinaba la garganta a grito de gol.
Destapó el festejo Rudy Clavel, pagó la segunda ronda Juan Carlos Portillo, rondando la media hora, y selló la tanda Marvin Monterrosa, en el minuto añadido del primer acto.
Completada la tarea antes de salir a recreo, Alianza ocupó la etapa de complemento para reponer músculos y el desgaste de energía que tuvo su zona baja, cediendo así, no solo espacio, sino también el balón a los chalatecos, que rayaron rematando al aire.
Así, a los albos les bastó con mantener a Oswaldo Blanco en el frente de ataque para incomodar, pero estuvo tan custodiado y mantuvo marca tan rigurosa, como la que se empleó a la hinchada para evitar que la COVID-19 metiera gol en los graderíos del Gregorio Martínez.
Eso sí, así como Blanco consiguió escabullirse de la marca de guardia pretoriana que le impusieron los chalatecos, y aunque el 100 % de la hinchada usó mascarilla, la COVID-19 también pudo colarse entre los grupitos de personas que hicieron oídos sordos a los constantes al distanciamiento social desde las bocinas.
El doctor Ramírez, uno de los ocho médicos que vigilaron que se cumplieran las normas de bioseguridad, alabó el cumplimiento de las medidas en el sector sol, pero advirtió leves aglomeraciones en el sector sombra.
«En el sector sombra, hubo un poquito de aglomeración, pero el 100 % cumplió con el uso de mascarilla», expresó el doctor Ramírez, mientras otro par de galenos que le acompañaban se quejaban de los fallos garrafales en el ataque del equipo local y que hacen ver a Chalatenango entre luces y sombras.