El «Fight Club Nanoq» es uno de los lugares en el que apasionados de este deporte movilizan a los jóvenes locales, proporcionándoles un sentimiento de comunidad con efectos benéficos para su ánimo.
Después de un calentamiento de una media hora, los jóvenes boxeadores se colocan en pequeños rings en los que realizan ejercicios, a menudo siendo interrumpidos por indicaciones de sus entrenadores.
Emil Lehmann Faber comenzó a boxear «para tener algo que hacer». A sus 18 años reconoce que muchos de sus amigos «no tienen nada que hacer y eso hace que puedan quizás caer más fácilmente en el alcohol».
Según la policía, hubo 39 suicidios registrados en 2023 en Groenlandia, es decir, una tasa de 68 por cada 100.000 habitantes. Únicamente Lesoto, con 87,5, tiene una tasa más alta y la de Groenlandia es casi diez veces superior a la tasa media según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que sería de nueve suicidios por cada 100.000 habitantes.
La tasa groenlandesa, eso sí, estaría en tendencia a la baja gracias a la toma de consciencia del problema por parte de las autoridades. En 2010 el dato era por ejemplo mucho peor, con 62 suicidios.
«Lo más importante es no caer en la conmiseración. Aprendemos a enfrentarnos a la decepción, a no victimizarnos», explica a la AFP Efraim Olsen, un médico que fundó el ‘Fight Club Nanoq’ hace más de quince años.
Cohesión grupal
Junto a su amigo Aputsiaq Didriksen, Emil Lehmann Faber representa al club en torneos en el extranjero, una oportunidad inimaginable para muchos groenlandeses de su edad.
«Muchos luchan contra la desesperanza y sufren la falta de perspectivas, lo que acentúa los problemas de salud mental», reconoce el ministro de Juventud y Deportes, Aqqluaq Egede.
Para los dirigentes del club, la metamorfosis de los jóvenes boxeadores gracias al deporte es evidente.
«Mejoran considerablemente su confianza en ellos mismos y su capacidad para enfrentarse al estrés», estima Efraim Olsen.
«Los que han hecho boxeo aquí tienen una casa, un trabajo, una esposa, hijos… No han tenido nunca problemas», asegura su colaborador Mahomud Minaei, otro de los fundadores del ‘Fight Club Nanoq’.
Una de las misiones del club es mejorar la capacidad de integración de los jóvenes en la sociedad.
«Son capaces de formar parte de un grupo, de recibir órdenes del entrenador y de obedecer las reglas del combate», subraya Olsen. «Hay que respetar las reglas, no puedes comenzar a dar patadas al adversario, o morderle, u otras cosas de ese tipo», recuerda.
Acceder a ayuda
A pesar de que los responsables del club se enorgullecen de los efectos en la salud mental y de su trabajo por la prevención de los suicidios, muchos jóvenes prefieren no entrar mucho en esos temas cuando se les pregunta.
Para uno de los boxeadores, Aninnguaq Eigaard, la cuestión responde a un «prejuicio» sobre Groenlandia, por mucho que las autoridades locales admiten la gravedad del problema.
«Tusaannga [el servicio nacional gratuito de asistencia telefónica y de conversación] fue contactado unas 600 veces en 2023 por personas con pensamientos suicidas», explica el ministro, que estima que «seguramente es más alto» el número de personas que llegan a plantearse terminar con su vida.
Para la psicóloga Maliina Lyberth, «las dificultades en lo referente a salud mental son omnipresentes en este país».
Una de las explicaciones que dan desde el gobierno responde a criterios sociales y culturales tales como la soledad, la toxicomanía, la violencia y los traumas intergeneracionales.
Esta psicóloga, que efectúa un número importante de sus consultas en línea debido a que la inmensa mayoría de groenlandeses no tienen acceso a terapia en su lugar de residencia, lamenta la «falta de ayuda» en esta isla de dos millones de km2.
«Necesitamos mejores proyectos sobre salud mental y lugares a los que acudir cuando se necesite estar con alguien», sentencia.