Sigfrido Reyes, dirigente del FMLN, es prófugo de la justicia salvadoreña por enriquecimiento ilícito. Reyes fue un comandante de segunda línea en las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL), el brazo armado del Partido Comunista Salvadoreño (PCS), y en los primeros años de vida del FMLN como partido político, era un sujeto deslucido. Sin embargo, con el ascenso de los guerrilleros en el FMLN —y la sistemática expulsión de los moderados y renovadores—, Reyes tuvo la oportunidad de llegar a ser diputado y, por su militancia, también de ser el presidente de la Asamblea Legislativa.
Fue entonces cuando Reyes comenzó a acumular la riqueza que luego la justicia salvadoreña empezó a investigar. Se detectó que el aumento patrimonial del efemelenista venía de los fondos públicos que recibió como diputado. Reyes dijo que todo lo que tenía era gracias a sus sueldos «y a emolumentos». Y es aquí cuando empieza a llamar la atención, porque ningún funcionario o empleado público con un sueldo fijo puede darse el lujo de ser el principal inversionista de un proyecto habitacional en una zona exclusiva, en terrenos comprados a precios bajos al Instituto de Previsión Social de la Fuerza Armada (Ipsfa) gracias a que su partido estaba al frente del gobierno.
Pero Reyes no estaba mintiendo en eso. Los «emolumentos» a los que se refería eran los viáticos que recibía de la Asamblea Legislativa por participar en eventos en todas partes del mundo. Mientras más lejos y exótico es el destino, más viáticos hay de por medio. Así que Reyes se fue a Vietnam y Rusia. Lo que no dijo es que las invitaciones eran con gastos pagados y él, de todos modos, cobró los viáticos, los cuales «ahorró» y luego «invirtió» con sabiduría. Pero se trataba de un fraude, pues cobraba dos veces por lo mismo: al organizador y al Estado salvadoreño.
La práctica está lejos de ser superada, como acabamos de ver con la misión inventada por diputados del FMLN, ARENA y GANA para ir a Brasil. Los diputados pueden participar en los eventos a los que son invitados, pero estos legisladores buscaron el evento y luego pidieron que les enviaran una invitación, la cual presentaron como si ellos nunca solicitaron ser incluidos en el programa.
Un parlamentario salvadoreño fácilmente puede duplicar o hasta triplicar su salario con viáticos, por lo que los «diputados viajeros» son un fenómeno que tiene décadas de haber surgido, y así como están las cosas, sigue fuerte y vigoroso. Esto terminará hasta que cambie la mentalidad de los diputados, hasta que sean nuevas personas las que asuman esos cargos. Solo entonces pondremos rumbo a un nuevo mundo legislativo, más comprometido con la nación.