El Nobel de Física 2021 fue concedido a dos expertos en la modelización física del cambio climático: el japonés-estadounidense Syukuro Manabe y el alemán Klaus Hasselmann, así como al teórico italiano Giorgio Parisi, experto en el desorden en los sistemas complejos.
Es la primera vez desde 1995, cuando el Nobel de Química reconoció las investigaciones sobre el agujero en la capa de ozono, que un Nobel científico premia trabajos directamente relacionados con el cambio climático, pero en un contexto de emergencia completamente diferente.
Los expertos en meteorología Syukuro Manabe, nacido en Japón hace 90 años pero residente en Princeton, Estados Unidos, y Klaus Hasselmann, de 89 años, fueron distinguidos con la mitad del premio por «la modelización física del clima de la Tierra y por haber cuantificado la variabilidad y predicho de forma fiable el cambio climático», indicó el jurado.
El comité del Nobel recompensó así la obra fundacional de Manabe sobre eL efecto invernadero de 1960, con la que mostró que los niveles de CO2 en la atmósfera se correspondían con un aumento de la temperatura terrestre. Por su parte, Hasselmann, radicado en Hamburgo (norte de Alemania), fue reconocido por haber logrado establecer unos modelos climáticos fiables pese a las grandes variaciones meteorológicas.
PREDICCIÓN DE 1988
El investigador alemán lleva desde 1988 advirtiendo sobre un cambio climático «irreversible», recordó el instituto alemán Max Planck, donde trabajaba. A un mes de la COP26, cumbre mundial sobre el clima organizada en Glasgow (Reino Unido), el premio concedido a los dos expertos en meteorología y climatología tendrá, a buen seguro, un fuerte eco político.
«Los dirigentes mundiales que todavía no han entendido el mensaje no estoy seguro de que lo vayan a entender porque lo digamos nosotros. Pero este es un premio de física y lo que estamos diciendo es que la modelización del clima está sólidamente basada en la física», subrayó Thors Hans Hansson, miembro del comité del Nobel.
El estadounidense Al Gore y expertos del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC) ganaron el premio Nobel de la Paz en 2007.
El IPCC, al que han contribuido Manabe y Hasselmann, aplaudió una recompensa «alentadora» para los científicos del clima. El de 2021 es el primer Nobel de Física que premia investigaciones sobre el clima.
La otra mitad del premio fue atribuida a Parisi, de 73 años y radicado en Roma, «por el descubrimiento de la interacción del desorden y las fluctuaciones en los sistemas físicos, desde la escala atómica a la planetaria».
Los tres galardonados se repartirán los 10 millones de coronas suecas ($1.1 millones) del premio según esta proporción: el 50 % será para Parisi y la otra mitad se la repartirán, a partes iguales, Manabe y Hasselmann En Ginebra, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) afirmó que se trataba de una «gran noticia».
El año pasado, el premio reconoció al británico Roger Penrose, el alemán Reinhard Genzel y la estadounidense Andrea Ghez, pioneros de la investigación sobre los agujeros negros.
Los físicos cuánticos, como Parisi, aparecían en las quinielas de posibles premiados de los expertos entrevistados por la AFP, aunque decenas de investigadores de todo el mundo se perfilaban como eventuales ganadores del Nobel.
Medicina inició el lunes la temporada de los Nobel 2021 al premiar a dos estadounidenses: David Julius y Ardem Patapoutian, cuyos trabajos abrieron el camino al combate de los dolores crónicos. A causa de la crisis sanitaria, por segundo año consecutivo los laureados recibirán el premio en su país de residencia.
PREMIO DE QUÍMICA
Se premiaron los grandes avances en las últimas décadas en la producción de las moléculas de síntesis, gracias a los catalizadores orgánicos, utilizados tanto en la investigación farmacéutica como en la industria. El principio del catalizador químico fue descubierto en el siglo XIX.
Se trata de utilizar una molécula para romper las de otra sustancia o unir diferentes moléculas para crear nuevos materiales. Hasta 2000 solo se conocían y utilizaban dos tipos de catalizadores: las enzimas o los metales.
Las enzimas son utilizadas en la farmacia, la industria plástica y los perfumes, entre otros. Benjamin List, un investigador alemán del estadounidense Instituto de Investigaciones Scripps, estaba trabajando justamente sobre la creación de nuevas enzimas en 1990 cuando tuvo una intuición que ahora le ha valido el Nobel, junto al británico-estadounidense David MacMillan.
El científico comprobó que ese aminoácido no solamente coadyuvaba en una reacción con átomos de carbono, sino que permitía una catálisis conocida como asimétrica (cuando la reacción produce dos variantes de una misma molécula, con cualidades distintas).