«España está preparada para volver a abrirse muy pronto al mundo entero», afirmó el miércoles la ministra de Turismo, Reyes Maroto, durante el lanzamiento de una campaña para promover este destino de cara al próximo verano.
En 2019, cuando el covid-19 todavía no había arrasado este sector tan importante para su economía, España recibió 83,5 millones de turistas, situándose como el segundo destino internacional después de Francia.
Pero en 2020, la pandemia hundió las llegadas en un 77%, hasta los 19 millones. Y en el primer trimestre de 2021, solo 1,2 millones de extranjeros entraron al país, que endureció en este periodo sus restricciones para frenar la tercera ola del virus.
Captar 45 millones de turistas «es una previsión prudente». «Es realista recuperar la mitad de los turistas internacionales que recibimos en 2019», estimó Reyes Maroto.
El país, conocido por sus playas, su clima y un amplio patrimonio artístico, histórico y cultural, quiere centrarse en seducir a los europeos, que representaban más del 65% de visitantes en 2019.
Entre ellos destacan los franceses y los alemanes, pero ante todo los británicos, que antes de la pandemia representaban el principal contingente de turistas en España, con 18 millones de visitantes en 2019.
Su retorno a las playas de la Costa del Sol o la Costa Blanca, entre otras, es crucial para un país que, antes de la pandemia, debía al turismo un 12% de su PIB.