El Gobierno de Estados Unidos continúa rechazando a la gran mayoría de los inmigrantes que buscan la protección del asilo. Esta decisión descansa por completo en las manos de los jueces de Inmigración, que en la mayoría de las ocasiones llegan a un veredicto de forma instantánea y errónea.
Por su parte, los peticionarios no tienen la oportunidad de preparar sus casos ni de obtener la asesoría de un abogado, por lo que son destinados a ser objeto de las deportaciones rápidas. El 72.4 % de las entrevistas del miedo para el asilo tuvo un resultado negativo entre el año fiscal 2018 y 2021 (hasta agosto), lo que demuestra que el índice de respuestas negativas es casi igual entre la administración de Joe Biden y la del expresidente Donald Trump.
«En los primeros siete meses de la administración Biden, los jueces de Inmigración han dado respuestas negativas para cientos de entrevistas del miedo creíble para solicitantes de asilo de Cuba, Haití, Honduras, Nicaragua y Venezuela, aunque a muchas personas de estos países a quienes se les permite pedir asilo se les otorga la protección de refugiado», dice al respecto la organización Human Rights First.
En las entrevistas del miedo, un inmigrante que pide asilo ante Estados Unidos debe demostrar que tiene causas suficientes, como haber sufrido persecución por su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social u opinión política.
Los jueces, que tienen la palabra final, toman decisiones precipitadas y equivocadas, revela Human Rights First, ya que la revisión se hace en 24 horas, lo que deja a los solicitantes sin tiempo para prepararse para su entrevista y ni siquiera pueden buscar un intérprete, ya que las entrevistas se conducen en inglés.
Si les dan documentos para su caso, también son en inglés y no en su idioma nativo, y además no disponen de traducciones. Además, los jueces impiden que los abogados de los inmigrantes participen en revisiones, rechazan evidencia adicional o testimonios.
«Las decisiones equivocadas pueden ser mortales. Un solicitante de asilo de Honduras que fue deportado de forma rápida, luego de que un juez de Inmigración reafirmó la decisión de un oficial de asilo de que el hombre no tenía una causa de miedo suficiente, fue asesinado solo semanas después de ser deportado», recoge Human Rights First en un informe.
«Sin la oportunidad de solicitar una reconsideración por parte de la Oficina de Asilo, estos solicitantes podrían ser deportados a los países de donde huyen de la persecución y la tortura», señaló la organización.