En agosto del año pasado, según el informe, se les recetó ivermectina para tratar la COVID-19, un medicamento antiparasitario comúnmente utilizado en animales de ganado, a cuatro reclusos en el Centro de Detención del Condado de Washington en el noroeste de Arkansas.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU., así como la Administración de Alimentos y Medicamentos, habían advertido contra el uso de ivermectina para tratar la COVID-19, y el tratamiento provocó que los reclusos sufrieran una serie de efectos secundarios, incluidos problemas de visión, diarrea y deposiciones con sangre.
Lo que sucedió en la prisión «repite la terrible trayectoria de racismo que tiene Estados Unidos, ya que la supuesta experimentación forzada a los reclusos de Arkansas recuerda la macabra historia de explotación médica por parte de las autoridades estadounidenses hacia las comunidades y los reclusos de color», reflejó el reporte.
El diario también se refirió a una investigación realizada en la década de 1940, que supuso exponer deliberadamente a los reclusos guatemaltecos a la sífilis y otras enfermedades de transmisión sexual.
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