La MLS comenzó su travesía como primera liga del balompié en Estados Unidos allá por 1996. Emergió luego del experimento que le salió bien a la U. S. Soccer junto a FIFA: el Mundial de 1994.
Tras esa Copa del Mundo se podría decir, con propiedad, que quedó infraestructura, es decir, estadios, para arrancar oportunamente con el proyecto de la MLS, que iba a sacar del amateurismo al balompié de Estados Unidos.
Por ejemplo, el Galaxy, que sigue teniendo como uno de sus íconos al connacional Mauricio Cienfuegos, se asentó en Pasadena en el arranque de la liga, pero con el paso de los años se mudó a Carson, California, cerca de Los Ángeles. Ahí se afincó en el Dignity Health Stadium, una casa de primer mundo que se puede poner a la par de sedes de equipos de ligas europeas que están en el top.
Al respecto del Dignity, hace dos semanas lo pudimos conocer y fuimos testigos de todas las condiciones que tiene el plantel de la galaxia a las órdenes de sus jugadores. Sala de gimnasio, camerino personalizado, comedor para el equipo mayor y niveles de formación, sala de conferencias, tienda del club y más.
Eso es solo parte de lo que ofrece la dirigencia del Galaxy a su cuerpo técnico y jugadores. No hemos incluido que el entrenador del primer equipo tiene su oficina para poder recibir ahí a quien quiera de sus pupilos o asistentes. A eso sumemos el cajero automático que está afuera del estadio.
Ahí, fácilmente, el hincha puede adquirir sus boletos para toda la temporada. Por eso insisti[1]mos que no es Europa, es aquí mismo, a escala de la Concacaf.
Todos esos son detalles que llaman la atención y más cuando en la fecha de la final del Apertura 2021 el hincha se enfrenta a sanitarios del estadio Cuscatlán que no están en las mejores condiciones, o luego te das cuenta de que en la sala de prensa no hay señal de internet para que a cada comunicador se le facilite su trabajo.
Luego te incomoda más que el gerente del estadio te diga de manera pedante que no puede hacer tu trabajo. Pequeños, pero grandes detalles. Luego, mejor ni hablar del grupo selecto de patrocinadores, a los que el club Galaxy ve como aliados y por eso les da su lugar privilegiado. Al meternos de lleno en el club angelino, nos queda claro que nuestra liga de privilegio, hasta ahora, ha sido esquiva a la modernización del fútbol, es decir, a volverlo rentable para mantener sus arcas en la escala deseada.
Alianza es un equipo que ha empezado el camino a convertirse en un club, pero aún sigue teniendo deudas en ese sentido. Aparte de que una sola golondrina no hará mucho verano. Los otros 11 planteles están más alejados de ese paso a la modernización.
Volvamos a la casa del Galaxy para referirnos a las muestras de respeto del equipo angelino para sus exjugadores que dejaron alguna huella.
Debo reconocer que, como salvadoreños, se infla el pecho cuando atestiguas que Mauricio Cienfuegos tiene su respectiva placa conmemorativa en una de las entradas medulares de la sede angelina. No hay lugar ahí para todos los exjugadores del Galaxy. Hasta ahora solo el ex-12 de la selección cuscatleca y Cobi Jones tienen su sitio ganado.